El presidente dominicano, Luis Abinader, elegido en julio del año pasado, afirmó el 27 de febrero que en el segundo semestre de 2021 comenzará la construcción de una verja con Haití, país con el que la República Dominicana comparte una frontera de casi 400 kilómetros.

"En un plazo de dos años, queremos poner fin a los graves problemas de inmigración ilegal, narcotráfico y tránsito de vehículos robados que padecemos desde hace años y lograr la protección de nuestra integridad territorial que llevamos buscando desde nuestra independencia", dijo Abinader.

La construcción de un muro o verja con el país más pobre de la región ha sido una idea recurrente en la política dominicana.

El gobierno estima que unos 500.000 inmigrantes haitianos residen en Dominicana. Pero una gran parte de la comunidad haitiana, que es el 5% de la población del país, no tiene permiso de residencia.

El tema de Haití en la política dominicana es una constante histórica porque además de la incidencia en la economía también existe una clase política que lo suele usar y levantar como bandera de gobernabilidad. 

Tanto el canciller (Roberto Álvarez) como el partido de gobierno provienen de la socialdemocracia, que fue víctima en el pasado de acusaciones racistas (…) Y que está a favor de un cambio de política y de un giro más progresista.

El Estado dominicano se erigió contra una ocupación haitiana. Y aunque los fundadores de la nación fueron en su mayoría respetuosos con los derechos humanos de los haitianos, eso luego ha sido instrumentalizado por sectores conservadores, hispanizantes, que ven Haití como la antípoda de Dominicana y que han utilizado al haitiano como una especie de chivo expiatorio de todo lo que no es el dominicano.

Las élites han atizado la hostilidad entre los dos pueblos. La clase dirigente ha utilizado el tema haitiano y la migración para explotar un sentimiento interesado.

El anuncio de la valla no parece muy esperanzador.

La figura del muro cae muy mal, es el símbolo del trumpismo y este gobierno fue de los primeros que reconoció a (Joe) Biden (como presidente de Estado Unidos). Suena contraproductivo, habría que esperar, pero hay muestras de que pueda ser una pequeña concesión frente a una política con relaciones más intensas en el plano comercial que necesariamente debería tener como respaldo una transformación de la política migratoria para favorecer el reconocimiento de los trabajadores haitianos en nuestro país.