El Ministerio de Sanidad español planteó la posibilidad que se retrase la segunda dosis de las vacunas Pfizer Moderna hasta ocho semanas para las personas menores de 80 años.

De esta manera, estiman, se lograría una inmunización más rápida, teniendo en cuenta la experiencia positiva de otros países, como Reino Unido, y siguiendo los pasos de Francia e Italia, que cambiaron de estrategia la semana pasada, informó el diario El Mundo.

Así lo especifica la documentación que el Ministerio envió a los miembros de la Comisión de Salud Pública para que la voten en una reunión extraordinaria el martes 20 de abril.

Hasta ahora, la segunda dosis de Pfizer se ponía en las tres semanas siguientes a la primera; y la de Moderna, en cuatro, aunque ahora se elevaría a 56 días para todos los menores de 80 años.

La directora general de Salud Pública, Pilar Aparicio Azcárraga, envió ya a los miembros de la Comisión de Salud Pública tres documentos: la modificación de la estrategia de vacunación, la propuesta para espaciar más la segunda dosis de Moderna y Pfizer y una propuesta de acuerdo para regular el aforo de los eventos multitudinarios hasta alcanzar la inmunidad de grupo.

"La separación de las dosis en la pauta de las vacunas de ARNm [Pfizer y Moderna] permitirá aumentar el número de personas protegidas con una primera dosis de vacuna sin retrasar demasiado la consecución de la pauta completa, que asegura la máxima protección a medio y largo plazo", sostiene la propuesta del Grupo de Trabajo Técnico de Vacunación.

Para la vacuna de AstraZeneca, los técnicos consideran que no hay que modificar el intervalo de 12 semanas entre las dos dosis.

Los expertos esgrimen que "un intervalo ampliado entre dosis da como resultado niveles más elevados de anticuerpos y mayor duración de la protección".

Y esgrimen un modelo matemático que se hizo con datos de España y para una ciudad modelo de 500.000 habitantes. Ahí se ha comparado, para Pfizer y Moderna, la diferencia entre poner la segunda dosis como ahora (en 21 o 28 días) y en 60 días.

"Comparando ambas estrategias, y en situación de una potencial cuarta ola epidémica, la separación de las dosis consigue una reducción entre el 22% y el 26 % de infecciones, entre el 26% y el 31% de hospitalizaciones y entre el 30% y el 32% de fallecimientos, en función de la magnitud de la ola epidémica", reza el documento.