En el tercer día consecutivo de protestas que corrieron como reguero de pólvora por la isla caribeña, el gobierno de Miguel Díaz-Canel desplegó en las calles tropas antimotines y cortó las comunicaciones por internet, en un intento por sofocar las diversas manifestaciones que se suceden desde el domingo, que el partido comunista cubano atribuye a una conspiración proveniente de EEUU.

De la gravedad de esta crisis da pábulo que por primera vez, desde comienzos de año, reapareció en público el ex presidente Raúl Castro para participar de una reunión del máximo órgano político.

Fue al cabo de la jornada inicial, a la que en ese ámbito se caracterizó como “provocaciones orquestadas por elementos contrarrevolucionarios y financiados desde Estados Unidos con propósitos desestabilizadores”.

Así fue como el propio mandatario arengó a sus adherentes a levantarse a defender el espíritu revolucionario, lo que muchos temen pueda ser la génesis de un enfrentamiento civil.

En este marco, la periodista Camila Acosta, corresponsal en Cuba del diario español ABC y colaboradora del sitio online Cubanet News, fue detenida el lunes y será procesada por “delitos contra la Seguridad del Estado”.

También la influencer cubana Dina Stars, de 29 años, fue interrumpida en plena entrevista en directo que le estaba haciendo el canal 4 de televisión española para el programa Todo es Mentira, en la cual hacía comentarios y relataba sobre lo que ocurre en Cuba respecto a las protestas en contra del Gobierno.

De repente, cortó la conversación para avisar que agentes habían llegado a su casa a buscarla y reapareció en la comunicación minutos más tarde para decir que tenía que irse, que no sabía con exactitud adónde la llevarían y concluyó: “Hago responsable al Gobierno de cualquier cosa que me pueda pasar”.

Horas antes de la entrevista, aseguró en su cuenta de Twitter que agentes del Gobierno la habían llamado para citarla a una reunión, a lo cual la influencer aseguró que cualquier citación tenía que llevarse a cabo mediante vías legales.

Previo a lo ocurrido, Dina Stars había hecho comentarios vinculados al contexto social que se vive en Cuba.

De acuerdo a su relato, el gran detonante de las protestas fue la crisis sanitaria y alimenticia, ya que mientras la gente se queda sin comida, los dirigentes no tienen problemas de escasez.

En tal sentido, las estadísticas dan cuenta que se rebasaron los 250.000 contagios de Covid-19 tras notificar más de 5.600 adicionales.

Otra de las denuncias de ataque a la libertad de informar provino del Comité para la Protección de los Periodistas, CPJ, que hizo pública la situación en que se encuentra la periodista independiente cubana, Mary Karla Ares González. "¿Sabías que en las Américas hay una periodista presa sin juicio desde hace 17 días?" es la pregunta que planteó el CPJ este lunes en Twitter.

A través de un comunicado enviado por Prisoners Defenders, se supo “que periodistas que cubrieron la manifestación fueron agredidos, entre ellos, el fotorreportero de la agencia Associated Press (AP) Ramón Espinosa”.

Reclamo internacional

Lo cierto es que organizaciones de derechos humanos, periodistas, instituciones, políticos y ciudadanos de a pie condenaron desde diversos países la detención en Cuba de la corresponsal de ABC en La Habana, Camila Acosta por desarrollar su trabajo durante las masivas protestas de los últimos días, lo mismo que el acoso al derecho a la información por las autoridades de la isla, que incluye la interrupción del servicio de internet.

La presión internacional en contra del bloqueo norteamericano que pesa sobre Cuba, con pronunciamientos de los gobiernos de Argentina, Bolivia, Venezuela y México para que cese, al igual que la numerosa movilización anticastrista en Miami, ya afecta la agenda doméstica del presidente Joseph Biden.

Hasta el domingo, la cuestión cubana no era una prioridad para la Casa Blanca, al estar centrados en otros frentes de la escena internacional y en la reconstrucción interna tras los estragos de la pandemia.

El mandatario había ordenado un proceso de revisión sin fecha de la política de Washington hacia la isla, pero compelido por la presión extrema ejercida por legisladores demócratas y republicanos que demandan aprovechar las protestas contra el régimen comunista para derrocarlo, se vio obligado a desempolvar a marcha forzada una hasta ahora abandonada carpeta cubana.

Los demócratas controlan el Congreso sólo por un estrechísimo margen y Bob Menéndez, quien encabeza el comité de asuntos exteriores del senado estadounidense, señaló: “Es un momento histórico. Ha llegado la hora de que Estados Unidos y otros países en el mundo amplifiquen las demandas del pueblo cubano y que creen una oportunidad para que fructifiquen un cambio en su país”, afirmó.

Pesa en el oficialismo haber perdido el voto cubano de Miami ante Donald Trump, por ser acusado de débil ante lo que en Florida se califica de régimen socialista totalitario. Y esa sombra se proyecta sobre el despacho oval y atenaza a un presidente renuente a mantener la presión máxima sobre Cuba que emprendió Trump.

A la vez lo mantiene cauteloso ante un nuevo deshielo con La Habana, como el emprendido por Barack Obama, de quien fuera vicepresidente, y que no ha conducido a ninguna parte.

La postura hacia Cuba está teñida por la política interna de Estados Unidos, con una comunidad cubano-estadounidense fervientemente anticomunista que tiene un enorme peso electoral en Florida, un estado clave para llegar a la Casa Blanca.

2022 será de nuevo año electoral y las elecciones 'midterm' determinarán la decisiva composición del Congreso.

Según la historia reciente, Estados Unidos volvió a endurecer su política hacia Cuba con el gobierno de Donald Trump (2017-2021) tras la normalización de las relaciones durante el mandato de Obama (2009-2017), quien había considerado que más de medio siglo de esfuerzos de Washington por derrocar al régimen de La Habana habían fracasado.