La situación en China con respecto al coronavirus está al límite y el Gobierno se encuentra envuelto en un gran dilema. Pese a que los hospitales y los crematorios se encuentran colapsados, decidieron abrir las fronteras.

Esta última medida se debió a la ola de protestas que se dieron en los últimos meses a lo largo de todo el país contra las normas estrictas por la política de Covid cero. A partir del 8 de enero, ya entrará en vigencia la medida que flexibiliza la entrada a China, país que se encuentra cerrado a países extranjeros desde hace tres años, cuando comenzó la pandemia.

Además de la eliminación de la cuarentena obligatoria en hoteles para aquellos pasajeros que entren al gigante asiático, también se levantarán las medidas de control para productos importados y se reactivarán actividades como viajes de negocios, intercambios de estudiantes, etc.

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La única medida que se deberá cumplir será el test de Covid-19 48 horas antes del viaje que los transporte a China.

La apertura de fronteras va de la mano con la celebración del Año Nuevo Chino, que será el 22 de enero de 2023 y se espera que movilice a millones de personas.

Pese a la flexibilización de las medidas, la situación en China con respecto al coronavirus atraviesa uno de sus peores momentos ya que, aunque desde el Gobierno de Xi Jinping hay muchas dudas sobre la veracidad de los datos, se estima que a diario hay decenas de millones de nuevos contagiados.

Es por esto que el sistema sanitario sufrió una gran presión, con hospitales saturados y personal médico teniendo que realizar doble turno para combatir el constante ingreso de pacientes que requieren internación.