El candidato de la DC y exintendente de la Capital, Claudio Orrego, que había recibido el apoyo de los últimos derrotados el 15 y 16 de mayo de Chile Vamos, como Joaquín Lavín, Ignacio Briones, logró finalmente imponer su propuesta de "demostrar que se puede hacer buena política y llegar al corazón de las y los chilenos". 

Con el 99,98% de las mesas escrutadas, ya había obtenido una ventaja de 52,7% sobre 47,3% de Karina Oliva (FA). 

Dijo que "levantar a la RM después de la pandemia va a ser una tarea muy difícil, con su legado de dolor, desempleo, de problemas de salud mental, de educación. A eso hay que agregarle los problemas de nuestra región: la desigualdad profunda entre las comunas”.

Visiblemente emocionada, la presidenta de la DC, Carmen Frei, señaló que “con mucha alegría recibimos los resultados del día de hoy. Como DC sentimos que la ciudadanía ha vuelto a confiar en nuestra ideas y en los liderazgos que han visto a lo largo de todo el país. En nombre de la DC, agradezco profundamente a los millones de chilenos y chilenas que en condiciones muy adversas volvieron hoy a votar”.

Añadió, en declaraciones que reproduce La Tercera, que valoraba muy profundamente el resultado logrado por Unidad Constituyente, y que los resultados, “representan el fracaso del actual gobierno. Es evidente que en Chile se quiere un cambio profundo en la conducción. Por eso en que en este momento en que muchas familias siguen sufriendo la pandemia, la falta de trabajo, la dificultad para sacar adelante a sus familias. Por eso, pensando en ellos, reforzamos el compromiso para mejorar la calidad de vida. Ese es nuestro centro, en eso no nos vamos a equivocar. También hago un llamado a todos y todas, para que recuperemos la capacidad de discutir con ideas, sin descalificaciones. Conversar como lo hemos hecho tantas veces: con ideas y construir entre todos la sociedad que anhelamos”.

El exalcalde de Peñalolén y exintendente de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, había devuelto la sonrisa a los partidarios de la tradicional Democracia Cristiana chilena este domingo, dos horas antes de los cómputos finales, cuando con el 82,4% de las mesas escrutadas lograba volcar levemente a su favor el encarnizado voto a voto que venía disputando con la candidata de izquierda y militante de los Comunes y de Apruebo Dignidad, Karina Oliva.

Hasta el anterior parte, correspondiente al 62,86% de las mesas escrutadas, Oliva venía manteniendo la ventaja que había sacado inicialmente (50,55 a 49,45), pero el candidato de Unidad Constituyente se la empezaba a descontar.

En esta segunda vuelta para gobernador de la Región Metropolitana, la más caudalosa en el padrón y la más politizada del país porque incluye a la capital, Santiago, se empiezan a palpitar las presidenciales de noviembre.

Puja generacional

Los chilenos elegían este domingo¡ a 13 de los 16 gobernadores regionales en segunda vuelta, luego de que solo tres (Valparaíso, Aysén y Magallanes) obtuvieran mayoría a mediados de mayo.

Es esta la primera vez que los ciudadanos de la Región Metropolitana tendrán un gobernador surgido de la voluntad popular, y un aperitivo de la puja generacional que insinuaron los recientes comicios, donde la atención estuvo concentrada en los constituyentes que tendrán a su cargo la redacción de una nueva Carta Magna, y en el impactante triunfo obtenido por la economista comunista Irací Hassler para ser alcaldesa de Santiago.

El repunte de Orrego, un moderado postulante de centroizquierda y con vasta experiencia en puestos de poder, constituye un “antecedente relevante” para el 21 de noviembre.

La coalición formada por el PC y el Frente Amplio que irrumpió hace un par de años y que ha desafiado la hegemonía de los pactos tradicionales, en esta oportunidad representada por Oliva, se planteó el desafío de construir un proyecto político para Chile que supere el sistema neoliberal.

La joven dirigente de 36 años distinguió en un reportaje aparecido en La Tercera que en la oposición se dirimen dos proyectos: uno que está en querer mantener la política de los últimos 30 años y otro que quiere superar los enclaves, asumiendo esa historia, cuestionándola y queriendo construir un nuevo proyecto.

En este contexto, la votación de este domingo cobró una relevancia que trasciende el interés local, pues mostrará si el cambio en las preferencias políticas de los chilenos, que se manifestó hace menos de 2 meses, se mantendrá o no.

En los últimos comicios —de constituyentes, gobernadores (primera vuelta), alcaldes y concejales—, realizados a mediados de mayo, candidatos independientes y ajenos a los partidos tradicionales se impusieron con margen frente a los bloques de derecha y de centroizquierda que han gobernado Chile en los últimos 30 años.

La lectura indiscutible de los resultados fue que el establishment sufrió un voto castigo, ante el cual reaccionó rápidamente Sebastián Piñera y tomó banderas de los reformistas al designar a nueva ministra de la Mujer y Equidad de Género, en un intento por desplazar el eje de su gobierno desde la derecha al centro. 

Los interrogantes que se plantean a partir de la contienda de este domingo es si volverán a triunfar los independientes y los nuevos liderazgos frente a los representantes de partidos tradicionales y si continuará creciendo la preferencia por candidatos de una izquierda más radical en desmedro del centro.