Mientras el Consejo Nacional de Seguridad y Defensa de Ucrania informó que fue neutralizado un grupo ligado a la milicia Kadyrovtsy que tenia planes de cometer un magnicidio contra el presidente Volodimir Zelenski, el convoy ruso de más de 60 kilómetros de largo entre tanques y vehículos militares se encuentra casi detenido, amenazante, a 25 km al norte del centro de la ciudad de Kiev.

Un día antes su longitud era la mitad, pero el hecho de que no haya prosperado hacia el asalto final de la ciudad capital, dio pábulo al Pentágono para especular con que la fuerza de combate de más de 150 mil efectivos que Rusia dispuso para la invasión de Ucrania (cerca de un 80% de los cuales ha ingresado hasta ahora al país) enfrenta escasez de suministros y de combustible.

En su última evaluación, inclusive, EEUU insiste en que las tropas rusas no tomaron Kharkiv o Mariupol, pero ocuparon ciudades cercanas.

Contradiciendo tanto optimismo, el Ministerio de Defensa ruso aportó una cuota más de dramatismo a la extrema situación, al recomendar a los residentes de la capital que huyeran y prometió ataques aéreos contra una serie de objetivos.

Lo concretaron a una torre de televisión en Kiev, que golpeó instalaciones de transmisión cercanas, y causó cinco muertos civiles, fue un efecto demostración de la advertencia, en el sentido de que se propone tomar la capital a cualquier precio, cuando transcurre el día 6 de la invasión.

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Advirtió estar planeando ataques contra los centros tecnológicos.

También en la parte sur de Bielorrusia, junto a la frontera ucraniana, se concentraban fuerzas terrestres y unidades de helicópteros de combate para intervenir también en la batalla para tomar la capital ucraniana.

En la ciudad portuaria de Jersón, al sur, videos de redes sociales mostraban un ataque a edificios de departamentos. Otras imágenes permitían ver vehículos militares cerca de una rotonda central y a soldados rusos que patrullaban a pie.

Un aparente ataque con cohete devastó un gran edificio administrativo en la plaza principal de Járkov, la segunda ciudad más grande del país, que causó una gran bola de fuego y siete personas murieron.

El alcalde de la ciudad le confirmó a la estación ucraniana de televisión 24 TV que un ataque con cohete en un barrio residencial había destrozado un hospital y resultó en varias muertes y lesiones.

En este contexto, miles de civiles intentan escapar de la capital de Ucrania ante el temor de que un ataque a gran escala sea inminente.

Las estaciones ferroviarias se encontraban colapsadas de gente que pugnaba por abordar los trenes que van al oeste de Ucrania. Y de ahí el viaje prometía ser aún más agotador para los que pretendieran llegar a la frontera con Polonia, Eslovaquia o Hungría,

Unas 660.000 personas huyeron de Ucrania y la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados advirtió que la situación podría convertirse en la mayor crisis de refugiados para Europa en este siglo.