El gobierno de Países Bajos, liderado por el primer ministro Mark Rutte, ha dimitido después de que miles de familias fueran acusadas injustamente de haber estafado al sistema de asistencia social público.

Estas familias, muchas de origen inmigrante, fueron obligadas a devolver el dinero recibido y cientos se vieron sumidos en serias dificultades financieras, perdiendo sus hogares y sus trabajos.

Según el Parlamento, las familias sufrieron una "injusticia sin precedentes" a manos de funcionarios, políticos y jueces que los dejaron indefensos.

Rutte presentó la renuncia del gabinete al rey.

"Se ha criminalizado a personas inocentes y se les ha arruinado la vida", dijo luego a los periodistas, agregando que la responsabilidad de lo ocurrido recaía en el gabinete.

"La pelota se detiene aquí", señaló. La decisión "unánime", tomada en una reunión de gabinete en La Haya, llega en un momento clave de la pandemia de covid-19.

Países Bajos ha entrado en una nueva cuarentena y los ministros han estado considerando medidas más estrictas para detener la propagación de la infección.

El gobierno mantendrá funciones interinas para abordar la pandemia hasta las elecciones parlamentarias en marzo, pero el ministro de Economía, Eric Wiebes, renunció con efecto inmediato por su papel en el escándalo.

Cuando se le preguntó si la renuncia del gabinete era meramente simbólica, Rutte insistió en que no lo era, a pesar de que hay nuevas elecciones en marzo.

En 2002, el gabinete dimitió después de que un informe criticara a los ministros y al ejército por no haber evitado la masacre de musulmanes en Srebrenica, durante la guerra de Bosnia siete años antes.