La pandemia de coronavirus representó este domingo una fracción de lo que era hace seis meses.

Aunque podría achacársele a la Administración Biden no haber podido cumplir la promesa de que este fin de semana estaría vacunado total o parcialmente un 70% de la población, el 67% alcanzado es un porcentaje que, de por sí, supera al de la mayoría de los países del mundo.

Pero además llega con una actividad económica en franca recuperación, con una oferta de empleos que supera a una demanda que se volvió más exigente con el salario y las condiciones y un estado de ánimo elevado que se percibe en la cotidianeidad.

Gracias a que la economía vuelve a gozar de una confianza del consumidor, en buena forma y tan robusta como en 2019, y que creó tres millones de empleos desde enero, la coyuntura para festejar es favorable.

Tal es así que la Casa Blanca acogerá en sus jardines a unas 1.000 personas para solemnizar, según el título del evento, que "América vuelve a juntarse".

Día de la Independencia en EEUU: "América vuelve a juntarse", aunque sin inmunidad de rebaño

Riesgos, como la amenaza de la contagiosa variante Delta, presente en lugares como Nueva York, no parecen haber hecho mella en el entusiasmo norteamericano por celebrar su fiesta nacional.

Los operadores turísticos están impresionados con la recuperación de los viajes.

Según la American Automobile Association, 43 millones de estadounidenses tenían previsto viajar por carretera este fin de semana: un récord histórico.

Y 3,5 millones subirían a un avión, lo cual pondrá bajo presión las infraestructuras de los aeropuertos, según un reportaje especial publicado en El Confidencial.

La pandemia hizo que redujeran personal y estas últimas semanas surgieron dudas de que pudieran gestionar eficientemente el tráfico de pasajeros.

El alojamiento también está difícil, y lo mismo el alquiler de coches; este fin de semana se tuvo que pagar un 75% más que en 2019, en parte por la demanda y en parte por el precio del combustible, que subió cerca de un 30%, hasta el mayor nivel en siete años.

El Plan Económico está funcionando

La Casa Blanca quiso quitar importancia a la inflación en un tuit donde aseguró que cocinar los platos típicos del 4 de julio iba a ser, este año, 0,16 dólares más barato, con lo cual intentó demostrar que "el plan económico de Biden está funcionando".

La oposición conservadora, teniendo en cuenta que el Índice de Precios del Consumo subió un 5% interanual hasta las cotas de 2008, se abalanzó sobre el tuit del Gobierno federal.

La burócrata republicana Liz Harrington, por ejemplo, tuiteó: "Esto me recuerda a un pasaje de (la novela de George Orwell) 1984 en el que celebran el aumento de la ración de chocolate cuando, en realidad, se ha reducido 10 gramos".

Siguen siendo asignaturas pendientes las profundas brechas políticas, que hasta se manifiestan en la voluntad de vacunarse: el 30% de los votantes republicanos no planea ponerse la dosis, frente al 5% de demócratas. También conspira el aumento generalizado de la delincuencia común en sus grandes ciudades, el racismo y las tragedias desencadenadas por civiles armados.

De ahí que la vuelta masiva de los americanos a las calles, con sus congregaciones, su acceso a fuegos artificiales y el esperado consumo de alcohol hasta altas horas del domingo, tiene a las autoridades algo nerviosas ante posibles desbordes.

El Departamento de Seguridad Interior advierte de que "los extremistas violentos pueden intentar aprovechar la relajación de las restricciones del Covid-19, el mayor acceso a las reuniones masivas, y posibles cambios en los niveles de violencia durante los meses de verano para conducir ataques contra un abanico de objetivos potenciales con poca o ninguna advertencia".

Según el documento obtenido por ABC News, el ministerio solo publica esta información cuando tiene pistas al respecto.

El Gobierno también prevé que pueda haber una manifestación de milicias en Washington DC, según un documento gubernamental del 1 de julio.

Las heridas dejadas por la Administración Trump, que cerró sus cuatro años con una arenga a las masas y el posterior asalto al Capitolio de EEUU, parecen haberse traspapelado entre los rigores de la actualidad, pero, a todas luces, continúan abiertas.

Es poco probable que estos miedos afecten hoy los ánimos generales. En Nueva York se mantienen las terrazas que se abrieron el año pasado por estas fechas, los bares y restaurantes están a rebosar, y Central Park retomó su popular serie de conciertos veraniegos.

Sin embargo, las energías acumuladas durante los periodos de confinamiento usarán la excusa del Día de la Independencia para canalizarse en las festividades, como si el Covid casi fuera cosa del pasado, finaliza el artículo firmado por Argemino Barro, desde Nueva York.