La agencia internacional de ayuda humanitaria Save the Children lo confirmó en una denuncia escalofriante que hizo pública esta semana: militantes islamistas han decapitado a niños de tan solo 11 años en la provincia de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique.

Según se desprende de los relatos de quienes han huido de esta zona, afectada en los últimos años por un feroz conflicto interno que ha dejado cerca de 2.500 muertos y 700.000 desplazados, esta modalidad de ejecución se repite y tiene por autores a insurgentes islamistas que combaten en la zona.

Una mujer le dijo a Save The Children que fue testigo de la decapitación de su hijo de 12 años, mientras ella se escondía junto a sus otros hijos.

Este es un nuevo capítulo en la batalla por el control del norte del país - donde hay yacimientos de gas con un valor aproximando de US$15.000 millones-, que se inició en 2017 con la aparición de varias milicias rebeldes relacionadas con el autodenominado Estado Islámico.

En su reporte, Save the Children indica que habló con numerosas familias desplazadas, que relataron estas horribles escenas.

Una madre señaló que a su hijo lo habían matado unos militantes y, con sus otros hijos, se vio obligada a huir de la zona donde vivían.

"Después de que mi hijo de 11 años fue asesinado, entendimos que ya no era seguro vivir allí", relató la mujer.

"Nos fuimos para la casa de mi padre, en otra localidad, pero unos días después los militantes llegaron y atacaron ese lugar", agregó.

Los insurgentes son conocidos localmente como al Shabab, aunque no se sabe si tienen vínculos con el grupo islamista somalí del mismo nombre.

Este al Shabab de Mozambique ha expresado su alianza con Estado Islámico, según un informe de la BBC en español.

De hecho, Estado Islámico ha dicho que ha llevado a cabo numerosos ataques en Mozambique y aparentemente ha promovido su intervención en este país como si se tratara de una operación "franquicia". El Departamento de Estado de EE.UU. ha catalogado a este grupo como una organización terrorista.