Cuba vivió este viernes un "nuevo amanecer", como lo denominaron medios oficialistas, tras 62 años de revolución. El Día Cero del reordenamiento monetario, 22.630 días después de otro 1° de enero con el que comenzaba la era castrista en la isla.

"Sí se pudo, sí se puede y siempre se podrá porque somos Cuba Viva", sostuvo el primer ministro, Manuel Marrero, uno de los encargados del proceso de eliminación de los pesos convertibles (CUC) en beneficio de los pesos cubanos (CUP), con un cambio establecido de 24 por un dólar americano.

Se trata de una reconversión monetaria que forma parte de las reformas emprendidas por Raúl Castro para "actualizar" el modelo socialista.

De esta forma, los famosos chavitos, nacidos hace 25 años en pleno Periodo Especial y que siempre guardaron cierta paridad con el dólar, desaparecerán en los próximos seis meses de las calles cubanas precisamente cuando el billete verde gana espacios en tiendas públicas y en el mercado negro, publicó el diario El Mundo de España.

En principio destinado a ser la moneda de los turistas y la que se manejaba en las operaciones internacionales, el chavito (CUC) se fue imponiendo ante la devaluación del peso.

"Este asunto nos ha tomado demasiado tiempo", advirtió ya en 2017 Raúl Castro, hasta que por fin ayer comenzó a materializarse.

Pese al anuncio de que se iban a respetar los ahorros en esa moneda, los cubanos llevan meses cambiado sus chavitos por dólares, que se volvieron a disparar en el mercado negro.

La medida contempla la subida de los salarios y también de los precios (productos básicos), incluyendo los tarifazos eléctricos y del agua, que provocaron protestas y un paso atrás del Gobierno, que se vio obligado a ajustar los precios.

La incertidumbre ante el impacto de estas medidas desató el miedo de la sociedad cubana, que sufre en sus bolsillos y en sus vidas la crisis económica amplificada por la pandemia y por las medidas tomadas por la administración de Donald Trump.

"El Gobierno, siempre atento al pueblo, reduce tarifas eléctricas y el precio del gas licuado", reconoció el presidente, Miguel Díaz-Canel, un reajuste sobre el ajuste que no ha terminado de convencer a unos y a otros.

Entre ellos a la economista disidente Martha Beatriz Roque, quien también protestó ante las medidas: "Por favor sálgale al paso a todo el que dice que rebajaron la luz. La dictadura se mete en el cerebro de las personas para que digan lo que ellos quieren. Lo que hicieron fue disminuir un poco el excesivo aumento de la electricidad. El precio sube y lo que no sube es la responsabilidad de dar el servicio".

Durante años, las autoridades cubanas admitieron que ya no podían soportar la pesada carga de los "subsidios excesivos y gratuidades indebidas", que durante décadas justificaron los salarios mínimos que percibían los cubanos.

"Los tarifazos han traído un nivel de incertidumbre e inseguridad, la gente no tiene idea de cómo va a pagar todo eso. Mucha, mucha incertidumbre, es la palabra que resume cómo nos sentimos", resumió para El Mundo Dariem Columbié, escritor y coordinador nacional de la Plataforma Otro18.

"Este inicio de año apunta a una inestabilidad económica más fuerte de la que ya teníamos. Suben los salarios pero a la vez todas las cosas, sentimos que la inflación viene y que el peso se devaluará, con más dificultades para nuestra vida", vaticinó Columbié.