En medio de un clima de tensión y con las tropas rusas a pocos kilómetros, autoridades de Ucrania y separatistas de la región del Donbás se acusaron mutuamente de cientos de violaciones de la tregua que habían pactado, mientras se multiplican los disparos de artillería.

En varias localidades del este ucraniano se registra un clima bélico, con el retumbar de bombas y artillería pesada. Observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) registraron un aumento significativo en la cantidad de disparos.

La organización indicó que hubo 189 violaciones del alto el fuego en la región de Donetsk el jueves, en comparación con las 24 de la víspera, en tanto que en Lugansk, se reportaron 402 violaciones el jueves y 129 el miércoles.

Este viernes se reportaron decenas de violaciones del alto el fuego, pero ningún bando dio cuenta de fallecidos en la línea del frente, de varios centenares de kilómetros.

Desde 2014, el conflicto entre el gobierno ucraniano y los separatistas del este se cobró más de 14.000 vidas. En las últimas horas, separatistas de Donbás comenzaron a enviar refugiados a Rusia: Denis Pushilin, dirigente separatista de la región de Donetsk, anunció una evacuación de civiles a Rusia, "en primer lugar, las mujeres, los niños y los ancianos".

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, acusó a las autoridades ucranianas de empeorar el conflicto en Donbás. Putin advirtió, según reprodujo el sitio DW, que "todo lo que tiene que hacer el gobierno ucraniano es ir ala mesa de negociaciones con los representantes del Donbás". En tanto, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, denunció la puesta en marcha de "un escenario" de "provocaciones" diseñado por los rusos para justificar una invasión a Ucrania, tras dos días de enfrentamientos.

Un portavoz del Departamento de Estado consideró "cínico y cruel utilizar a seres humanos como peones, con el fin de distraer la atención del hecho que Rusia está reforzando a sus tropas de cara a un ataque".

Por su parte, el secretario de Defensa norteamericano, Lloyd Austin, aseguró que el ejército ruso estaba enviando "más fuerzas", preparándose para una intervención "acercándose a la frontera, posicionando tropas, aumentando sus capacidades logísticas".