El fuego llegó este año con intensidad a El Pantanal, una llanura extensa de 156.000 kilómetros cuadrados de bosque en el Amazonas, en el extremo occidental de Brasil, fronterizo con Bolivia, la Argentina y Paraguay.

La región vive una sequía histórica que, según los expertos, es causada por un desequilibrio climático.

El Pantanal depende del agua que viene de los bosques del norte del estado de Matto Grosso, en la región amazónica de Brasil, donde llueve cada vez menos, a causa de la deforestación y de la ampliación de tierras agrícolas.

La superficie quemada desde enero hasta hoy es de 19.000 kilómetros cuadrados, lo que representa el 10% del bosque de la zona.

Desde finales de julio, a esta región han llegado tres grupos de las fuerzas armadas brasileñas para apoyar a los bomberos en la logística de contención de las llamas, especialmente con aeronaves para que los bomberos puedan llegar a los lugares de más difícil acceso. Aún así, los esfuerzos todavía no logran terminar de extinguir el fuego.

Además, los incendios amenazan un sistema de salud sobrecargado, subraya France24.com

Los pueblos indígenas en aislamiento en la Amazonía brasileña han visto empeorar en los últimos años sus condiciones de salud, a causa de los devastadores incendios que arrasan su principal sustento, su territorio.

El humo de los incendios relacionados con la deforestación en la Amazonía brasileña el año pasado llevó a la hospitalización de más de 2.000 personas y provocó un "impacto negativo significativo en la salud pública" en la región, de acuerdo con lo indicado por investigadores.

Un estudio sobre el humo, publicado por Human Rights Watch, encontró 2.195 hospitalizaciones por enfermedades respiratorias atribuibles a incendios en 2019, con base en datos gubernamentales de salud y ambientales.

Ahora, con una pandemia de por medio, es probable que aumenten las hospitalizaciones que, potencialmente, llevarán al colapso de un sistema de salud sobrecargado, según detalló en su informe el Instituto de Investigaciones Ambientales de la Amazonía (IPAM) una de las instituciones detrás del informe elaborado en esta región.

"Estamos viendo una situación similar, o incluso peor a la del año pasado", dijo Ane Alencar, directora de ciencia del IPAM. El documento destaca que los incendios no son un fenómeno natural en la Amazonía y, en cambio, están destinados a despejar kilómetros de tierra.

La temporada de quema usualmente alcanza su punto máximo en agosto y septiembre y la IPAM observó más de 23.800 "puntos calientes" en el Amazonas esta semana.