Los ataques aéreos y la artillería sacudieron Jartum el sábado, mientras Sudán entraba en una tercera semana de enfrentamientos entre fuerzas militares rivales a pesar del alto el fuego, lo que provocó la huida de más civiles y renovó las advertencias de una mayor inestabilidad si no se pone fin a la guerra.

Mientras un oscuro humo se elevaba sobre Jartum, un enviado de la ONU ofreció un posible rayo de esperanza, al afirmar que las partes enfrentadas, que hasta ahora no habían mostrado signos de compromiso, están ahora más abierta a negociar, aunque no se había fijado ninguna fecha.

Cientos de personas han muerto y miles han resultado heridas desde el 15 de abril, cuando estalló la lucha por el poder entre el ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).

Los enfrentamientos han abocado a Sudán a una guerra civil, haciendo descarrilar una transición con respaldo internacional que pretendía establecer un gobierno democrático y provocando la huida de decenas de miles de personas a los países vecinos.

"Tengo miedo de que un día esté durmiendo y me despierte con una bomba cayendo sobre mi casa", indicó a Reuters un hombre llamado Khalid, hablando desde Jartum, ciudad en la que decidió quedarse porque su anciana abuela y su hermana enferma sufrirían en el largo y costoso viaje de salida.

"Ese es mi miedo más profundo ahora mismo. Es en lo único que pienso. Por eso no puedo dormir por las noches", afirmó.

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Los bandos han seguido enfrentándose pese a una serie de treguas mediadas por las potencias extranjeras, especialmente Estados Unidos. La última tregua de 72 horas expira el domingo a medianoche.

La RSF aseguró el sábado en un comunicado que derribó un caza del ejército en Omdurman, al otro lado del Nilo desde Jartum, y acusó al ejército de violar el alto el fuego con un ataque allí.

El ejército no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios. Reuters no pudo verificar de forma independiente el informe de la RSF.

El ejército culpó con anterioridad a la RSF de las violaciones de los altos el fuego y el sábado dijo que sus fuerzas seguían trabajando para poner fin a "la rebelión".

Pese a los combates, la violencia era menos intensa en la zona de la capital que en los últimos días, según los residentes.

Las perspectivas de negociaciones parecen poco halagüeñas. El viernes, el líder del ejército, el general Abdel Fattah al-Burhan, dijo que nunca se sentaría con el líder "rebelde" del RSF, en referencia al general Mohamed Hamdan Dagalo, también conocido como Hemedti. A su vez, el jefe de la RSF dijo que sólo hablaría cuando el ejército cesara las hostilidades.

No obstante, el representante especial de la ONU en Sudán, Volker Perthes, declaró a Reuters que había percibido un cambio en la actitud de las partes, que se mostraban más abiertas a negociar y que decían que aceptarían "alguna forma de conversaciones".

"Las palabras ´negociaciones´ o ´conversaciones´ no estaban presentes en su discurso durante la primera semana o así", señaló.

(Por El Tayeb Siddig y Nafisa Eltahir).