Cuando el conteo de los votos marcaba una tendencia irreversible a su favor, con el 98% de las mesas escrutadas, Luiz Inácio Lula da Silva se proclamó hoy nuevo presidente de Brasil a través de un tuit en el que publicó una imagen con la bandera su país y la leyenda "Democracia".

Lo hizo antes de que su rival, Jair Bolsonaro, a quien sucederá como presidente desde el 1 de enero de 2023, reconociera su derrota.

Delante de la bandera aparece acariciándola su propia mano, fácilmente identificable por sus cuatro dedos (el líder del Partido de los Trabajadores de Brasil perdió su dedo meñique de la mano izquierda en un accidente laboral cuando tenía 17 años).

Con el 99,60% del escrutinio completo, Lula se imponía con el 50,88% de los votos, superando por un estrecho margen a Bolsonaro, que cosechaba el 49,12%.

De esta manera, el jefe del PT y ex dirigente metalúrgico de ideología progresista iniciará a los 77 años su tercer mandato presidencial, luego de haber gobernado el gigante sudamerciano entre el 1 de enero de 2003 y el 31 de diciembre de 2010.

Lo hará en un contexto sumamente complejo, ya que el bolsonarismo logró consolidarse como primera fuerza del Congreso nacional de Brasil. Además, deberá hacer equilibrio y lidiar con las presiones internas de una amplia coalición que conjuga fuerzas políticas de izquierda, de centro e incluso de derecha.

Una situación extraordinaria que reviste este nuevo coronamiento de Lula da Silva es que volverá a ocupar el Palacio de Planalto después de haber estado privado de su libertad durante 19 meses, en el marco de una polémica causa judicial que lo condenó a nueve años y medio de prisión por supuesta corrupción. 

Tras conseguir la anulación de esa sentencia por irregularidades procesales, recuperó sus derechos políticos y se convirtió rápidamente en el líder de la oposición al derechista Bolsonaro, quien pagó el costo político por sus controversiales decisiones durante la pandemia de coronavirus.