El presidente de Chile, Sebastián Piñera, destacó que ese país logró avances institucionales y económicos en 30 años de democracia, pero reconoció los tropiezos que se traducen actualmente en las demandas sociales.

Por fuera de la visión oficial, un historiador repasó la política militar del país luego de 1990 y llegó a la conclusión

que las estructuras de las instituciones armadas no fueron alteradas.

Para Piñera, desde 1990 a la fecha, disminuyó la pobreza, se fortalecieron las instituciones y creció una "pujante" clase

media.

Pero también reparó en los problemas: "Descuidamos a nuestros niños más vulnerables, fuimos ingratos con los adultos mayores, no nos hicimos lo suficientemente cargo de los temores y carencias de nuestra clase media, no avanzamos hacia una plena equidad entre hombres y mujeres, no combatimos con suficiente voluntad los abusos contra algunos y los privilegios de otros.

No prestamos atención al debilitamiento de las instituciones. Y no modernizamos el Estado acorde con las exigencias de estos

tiempos".

El actual presidente de Chile llegó a la fecha histórica con una imagen positiva que no llega a 10% y se vio particularmente

solo durante un acto recordatorio de los aniversarios (el fin de la dictadura y su asunción como Presidente) en los patios de La

Moneda, ya que no acudieron representantes de la oposición.

A futuro, Chile se enfoca en un plebiscito a celebrarse el próximo 26 de abril para que los chilenos elijan si quieren

cambiar la Constitución actual, que data de 1980, cuando gobernaba Augusto Pinochet Ugarte.

Mientras tanto, el historiador Luis Thielemann analizó las políticas de los distintos gobiernos chilenos en relación

con las Fuerzas Armadas y concluyó que han buscado proteger y evitar cambios dentro de esas estructuras.

"En general hay una continuidad en la dirigencia, en la oficialidad, en las políticas, en el secretismo" en los últimos

30 años, tanto en las Fuerzas Armadas como en los Carabineros (policía militar), indicó.