Brasil lanzará una operación militar para expulsar a mineros de tierras indígenas
La mitad de las 100 toneladas de oro que produce el país vecino cada año se extrae ilegalmente. La reserva yanomami es una de las más afectadas y se encuentra sumida en una crisis humanitaria.
Brasil está preparando un grupo especial de fuerzas armadas, policía y organismos gubernamentales para lanzar en breve una operación de expulsión de los mineros de oro ilegales que invadieron la reserva indígena yanomami, informaron fuentes oficiales.
Se culpa a más de 20.000 mineros salvajes de haber traído enfermedades, violencia y hambre que han provocado una crisis humanitaria en las aldeas yanomami aisladas de la mayor reserva indígena de Brasil, en la frontera con Venezuela.
El ministro de Defensa, José Mucio, dijo que el Ejército es necesario para expulsar a los mineros, que están bien armados y tienen helicópteros.
"Pronto nos enfrentaremos a ellos. Necesitamos erradicar este mal", dijo Mucio en una entrevista con Band TV sobre la operación que el gobierno ha llamado "Escudo Yanomami".
Lula da Silva visita la Casa indígena yanomani en Boa Vista, estado de Roraima. Ricardo Stuckert/Handout via REUTERS
Con las tropas del Ejército en tierra, la Marina patrullará los ríos y confiscará los barcos y dragas de los mineros, mientras que la Fuerza Aérea controlará el espacio aéreo, interceptará los aviones sospechosos y los obligará a aterrizar, dijo.
Joenia Wapichana, que en unos días se convertirá en la primera indígena en dirigir la agencia gubernamental de asuntos indígenas Funai, dijo que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva se ha comprometido a acabar con la minería ilegal en las tierras protegidas de las reservas.
Wapichana dijo que no podía dar detalles de la inminente operación para no alertar a los mineros que han invadido el territorio yanomami, indicó un cable de la agencia Reuters.
Joenia Wapichana junto al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva. Foto: @LulaOficial
"El mensaje del presidente Lula es que ocurrirá pronto y no puede demorarse mucho", dijo a periodistas de la plataforma de periodismo amazónico Sumaúma en un seminario web copatrocinado por la ONG ecologista Mighty Earth.
Wapichana dijo que el grupo de trabajo, como en anteriores ofensivas contra los mineros ilegales en tierras indígenas, involucrará a la Policía Federal, la agencia de protección ambiental Ibama, Funai y varios ministerios, así como a los militares.
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La mitad de las 100 toneladas de oro que produce Brasil cada año, unas 52 toneladas, se extrae ilegalmente, y gran parte se exporta a Suiza tras ser blanqueada a través de intermediarios financieros brasileños, según el grupo de presión de la industria minera Ibram.
Los mineros han contaminado las aguas con el mercurio utilizado para separar el metal del mineral y de la tierra. Llevan aviones de abastecimiento a pistas de aterrizaje clandestinas en la selva y utilizan los ríos para transportar maquinaria pesada y combustible a sus explotaciones, que son estanques fangosos donde dragan en busca de oro en los claros de la selva.
Los estudios médicos demuestran que el mercurio utilizado por los mineros ha matado a los peces y contaminado el agua de la que dependen los yanomami.
Los mineros están cada vez más asociados a bandas bien armadas que han aterrorizado a las comunidades indígenas que, por primera vez, no pueden alimentarse por sí mismas, lo que ha provocado una malnutrición generalizada y muertes entre los 28.000 yanomami.
La semana pasada, Lula declaró la emergencia médica en el territorio yanomami. El lunes, en un primer paso de la operación Escudo Yanomami, su gobierno ordenó un espacio aéreo de exclusión aérea sobre la reserva y medidas para bloquear el tráfico fluvial que se dirige a las prospecciones de oro.
El predecesor de Lula, el derechista Jair Bolsonaro, defendió la minería en tierras indígenas protegidas, y su gobierno hizo la vista gorda ante las invasiones de reservas indígenas por parte de mineros salvajes y madereros ilegales.
"Estamos en una nueva era", afirmó Wapichana. Los responsables de la crisis humanitaria que sufren los yanomami serán castigados por negligencia, dijo, y quizá por cometer genocidio.