Bolsonaro cambia una ficha pero no varía el "Ambiente" en Brasil
Ricardo Salles estaba al frente de la cartera ambiental pero renunció en medio de acusaciones por exportación de madera obtenida de manera ilegal. Entra Pereira Leite. Las críticas no cesan.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, nominó a Joaquim Alvaro Pereira Leite al frente del Ministerio de Ambiente en lugar del renunciante Ricardo Salles, cambio de ficha que no acalla las críticas.
Antiguo miembro de la Junta de la Sociedad Rural Brasileña, un grupo que defiende los intereses agrícolas; hasta hace poco empleado de la Secretaría de la Amazonía y Servicios Ambientales del Ministerio de Medio Ambiente, el reemplazante no convence a los ambientalistas no convence a la opinión pública.
El Observatorio del Clima, una agrupación que reúne medio centenar de organizaciones ecologistas, entre las cuales están las internacionales WWF y Greenpeace, agregó que Brasil "seguirá siendo un paria internacional y un riesgo climático global".
La renuncia del ministro fue anunciada el mismo día en el que salieron a la luz acusaciones de supuestas "irregularidades" por parte del Gobierno en la compra de vacunas contra el coronavirus, por lo que su salida fue considerada por algunos sectores como una "cortina de humo" para desviar la atención del público.
El jefe de la cartera ambiental, Ricardo Salles, solicitó la dimisión al Gobierno de Jair Bolsonaro tras las fuertes críticas a su mandato en la cartera y mientras es objeto de dos investigaciones por su gestión supuestamente facilitadora en la exportación de madera extraída de manera ilegal.
La de Ambiente podría considerarse una de las carteras más polémicas del Gobierno brasileño de Jair Bolsonaro por varias razones que tienen que ver, sobre todo, con la Amazonía: la imparable deforestación, el aumento de la minería ilegal, las exportaciones de madera de contrabando y una muy criticada desregulación ambiental.
Igual de polémico es el ahora exjefe de la cartera, Ricardo Salles, quien llegó de la mano de Bolsonaro el primero de enero de 2019. El funcionario dio a conocer su renuncia este miércoles 23 de junio en una breve declaración a periodistas después de la cual no aceptó preguntas. "Presenté al señor presidente mi pedido de dimisión, que fue aceptado".
Ricardo Salles no pasó inadvertido como jefe del Ministerio de Ambiente. Apoyado por el primer mandatario, siempre ha sido abiertamente defensor del desarrollo económico de la Amazonía, lo que, según sus críticos, ha impulsado el acaparamiento de tierras, la deforestación y la minería en áreas protegidas.
En una aparente alusión a las críticas en su contra, Salles dijo -en declaraciones que reproduce France24.com- que "no es posible que se criminalicen las opiniones diferentes" y que "muchas de las medidas que fueron adoptadas son necesarias" y responden al "cambio que pidió la sociedad".
En abril del año pasado, Salles tuvo uno de sus capítulo más controversiales, cuando fue filmado diciendo en una reunión de gabinete que el Gobierno debía aprovechar la atención mundial centrada en la pandemia para legalizar actividades agropecuarias y extractivas en áreas protegidas.
Pero verdadero su punto de quiebre fue una investigación criminal en su contra por haber, supuestamente, facilitado la exportación a los Estados Unidos y Europa de madera talada ilegalmente. En una investigación separada, Salles es señalado de haber obstruido la mayor operación policial de incautación de madera ilegal. En ambos casos, niega haber actuado mal.
Pese a que Salles nunca logró conquistar a los defensores del medio ambiente, siempre contó con el respaldo público de Bolsonaro. Cuando se inició la investigación en su contra, el jefe de Estado respondió que era un "ministro excepcional", pero que tenía obstáculos para desarrollar su labor por culpa de algunos sectores "interesados" de la Fiscalía y de los "chiítas ambientales", como suele definir a las agencias estatales de control ambiental.
Durante un evento el martes, Bolsonaro también felicitó a Salles y dijo que su trabajo no era una “tarea fácil”.
Por otro lado, las polémicas políticas medioambientales de la Administración de Bolsonaro no recibieron reprimenda alguna del expresidente Donald Trump, pero sí del actual mandatario estadounidense, Joe Biden
Durante su campaña presidencial, Biden pidió a su homólogo que frenara la deforestación en la Amazonía y este año inició conversaciones para definir una eventual financiación al programa de preservación, en las que Salles era el negociador principal brasileño. Sin embargo, hasta el momento no ha habido avances importantes para mostrar.
Salles insistía en la necesidad de financiación externa para frenar la deforestación, pero sus detractores presionaron a Washington para que esperara resultados concretos antes de ayudar a un gobierno al que acusan de obstaculizar las leyes ambientales.
Datos preliminares, basados en imágenes satelitales, han mostrado aumentos interanuales de la deforestación del Amazonas durante tres meses consecutivos. Solo en mayo se incrementó en 41% frente al mismo mes del año pasado.
Para reemplazar a uno de sus ministros más cercanos, el presidente ultraderechista nominó a Joaquim Alvaro Pereira Leite, un antiguo miembro de la Junta de la Sociedad Rural Brasileña, un grupo que defiende los intereses agrícolas.
Actualmente, es empleado de la Secretaría de la Amazonía y Servicios Ambientales del Ministerio de Medio Ambiente, por lo que ambientalistas no creen que su salida vaya a generar un verdadero cambio en la cuestionada política ambiental de Bolsonaro.
El Observatorio del Clima, una agrupación que reúne medio centenar de organizaciones ecologistas, entre las cuales están las internacionales WWF y Greenpeace, agregó que Brasil "seguirá siendo un paria internacional y un riesgo climático global".
La renuncia del ministro fue anunciada el mismo día en el que salieron a la luz acusaciones de supuestas "irregularidades" por parte del Gobierno en la compra de vacunas contra el coronavirus, por lo que su salida fue considerada por algunos sectores como una "cortina de humo" para desviar la atención del público.