Bolivia y Uruguay experimentan una mejora de sus indicadores económicos a pesar de la pandemia
En el país vecino del norte se reactivó el empleo pero hacen falta puestos de calidad debido al importante "cuentapropismo". Al este del Río de La Plata, queda atrás un período negativo.
La recuperación del empleo en Bolivia tuvo un importante repunte el año pasado frente al 2020, de acuerdo con expertos, quienes destacaron la necesidad de generar trabajos de calidad, así como la reactivación económica productiva ante el aumento de la informalidad. Mientras tanto en la República Oriental del Uruguay se experimenta crecimiento económico, de acuerdo con una proyección oficial.
El sociólogo y experto laboralista, Bruno Rojas, explicó a Xinhua que los servicios y el comercio impulsaron la recuperación del empleo; no obstante, admitió que la mayoría se trata de trabajo informal y precario.
"Es complejo que Bolivia pueda recuperarse rápidamente, y lo que está haciendo la población es buscar sus propios medios de subsistencia, a toda costa, con mucho sacrificio y moviliza a toda su familia para generar ingresos, la mayoría está en el comercio informal, por tanto, genera empleo informal", afirmó.
El estatal Instituto Nacional de Estadística (INE) informó que en 2021 la tasa de desocupación en el área urbana de Bolivia se redujo a 5,2 por ciento, lo cual significó una disminución de 3,2 puntos porcentuales con respecto a similar periodo de 2020 que llegó a 8,4 por ciento.
También se pudo observar que la participación de las mujeres en el mercado laboral fue de 68 por ciento, cifra menor a la de los hombres que alcanzó el 80,9 por ciento.
Este panorama refleja que las políticas de reactivación de empleo y la economía son lentas aún, por lo que obliga a la población a buscar la manera de generar ingresos, explicó Rojas.
Según el experto, por ahora no es posible tener un panorama completo del mercado laboral boliviano ni del empleo, debido a que el INE no toma en cuenta variables como la calidad de las fuentes de trabajo y el subempleo.
"Si tuviéramos esta variable, nos permitiría comprender la actual situación laboral tras los fuertes impactos causados por la crisis sanitaria desde la cuarentena y en toda la pandemia", añadió.
Datos a diciembre de 2021 de la Fundación para el Desarrollo Empresarial mostraron que el 78,6 por ciento de las empresas del Registro de Comercio son unipersonales, el 20 por ciento son sociedades de responsabilidad limitada, el 1,1 por ciento sociedades anónimas y el 0,3 por ciento sociedades constituidas en el extranjero.
El economista y gerente general de la Cámara Nacional de Comercio, Gustavo Jáuregui, manifestó a Xinhua que Bolivia se ha caracterizado por generar empleos informales y que estas cifras de Fundempresa muestran que la producción laboral es escasa e informal al tener una mayoría (78,5 por ciento) de empresas unipersonales.
Según el experto, estos datos ratifican que Bolivia está aún lejos de constituirse en una potencia empresarial tanto en inversiones, generación de empleo y desarrollo internacional, debido a que la Base Empresarial de Bolivia está formada en casi 80 por ciento por empresas unipersonales.
Previó que este año, con el retorno a la nueva normalidad tras el surgimiento del coronavirus (Covid-19), se puedan encarar políticas agresivas de generación de empleos.
Pese a ese panorama de incertidumbre y de lenta recuperación del empleo, tras la crisis generada por la pandemia, la administración del presidente Luis Arce observa alentado la disminución del desempleo.
De acuerdo con una evaluación del viceministro de Presupuesto y Contabilidad Fiscal, Zenón Mamani, la tasa de desocupación registrada en 2021 presenta una reducción importante junto a otras variables positivas para el proceso de reconstrucción económica del país.
El funcionario dijo este miércoles a Xinhua que el año pasado más de 1,1 millones de personas se insertaron en el mercado laboral. Consideró que este año seguirá incrementándose el número de empleos. Insistió que las medidas y políticas gubernamentales permitieron la reconstrucción del país, con empleo, dinamización de la economía que ha mostrado la recuperación de la estabilidad, con cifras macroeconómicas positivas.
Y anunció finalmente que con el objetivo de promover e incentivar la generación de fuentes de trabajo en el territorio nacional, el gobierno prepara el lanzamiento de un "Programa de Emergencia de Empleo", que será aplicado a corto plazo.
El crecimiento de 4,5 por ciento de la economía de Uruguay en 2021, según una proyección del Gobierno, superó las expectativas de la propia administración y los analistas, así como llevó la actividad a niveles previos a la pandemia del nuevo coronavirus, opinó el director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), Agustín Iturralde.
"Las expectativas económicas en Uruguay cambiaron fuertemente en los últimos cinco meses", comentó Iturralde en diálogo con Xinhua, consultado sobre la proyección de expansión de 4,5 por ciento que divulgó el martes el Ministerio de Economía y Finanzas, un punto por encima de lo previsto antes.
El titular del CED recordó: "Hasta septiembre pasado todos preveíamos, y en especial los analistas, un crecimiento más lento y una recuperación del empleo más lenta", pero las cifras de la cartera de Economía y Finanzas "terminaron siendo bastante mejores".
De acuerdo con el documento del ministerio, el año pasado se alcanzó un récord de exportaciones de 11.550 millones de dólares, 50.000 personas salieron de la pobreza (en un país de 3,5 millones de habitantes) y este año el Producto Interno Bruto (PIB) crecerá un 3,8 por ciento.
La expansión del 2021 responde a "un sector exportador muy fuerte", un nivel de inversión "en muy buenos niveles" impulsado por la construcción de una nueva planta de celulosa y "una mejora del consumo" en fin de año que se sintió en el comercio y los servicios, evaluó Iturralde.
El experto calificó de "logro" que el empleo se haya recuperado en el tercer trimestre y en noviembre se alcanzó un nivel pre-pandemia "con algo cercano a 10.000 puestos de trabajo más que antes de la pandemia".
Este escenario "pone el 2022 en un punto de partida con casi todos los indicadores alineados a la situación anterior a la pandemia", valoró el licenciado en Economía y máster en Estudios Políticos Aplicados por el Instituto Universitario Ortega y Gasset.
No obstante, aclaró que la comparación con el 2019 debe considerar que por esa época la situación era "complicada" porque "el país venía de cinco años de magro crecimiento, de destrucción de puestos de trabajo, caída de ingreso de los hogares y un leve aumento de la pobreza". "Sobre esa base compleja atravesamos la pandemia", evaluó.
El experto recordó que el gobierno del presidente Luis Lacalle Pou comenzó su gestión en marzo de 2020 con una "tarjeta amarilla" de algunas calificadoras internacionales a raíz del abultado déficit fiscal, que en ese momento rozaba el 5 por ciento.
Si bien hubo un aumento del gasto público a raíz de la pandemia, se detalló cuál "era gasto por causa de la COVID-19 y gasto estructural", lo cual hizo "creíble" los números y dio una estabilidad en la relación Deuda-PIB, relató. Incluso la deuda como porcentaje del PIB "habría caído algo en 2021" y está "estable", algo que "es uno de los mayores logros en el terreno fiscal haber despejado la posibilidad de perder el grado inversor", planteó Iturralde.
En un contexto internacional de alza de precios, la inflación sigue siendo uno de los pendientes y pese a una mejora marginal en 2021 se mantiene por encima del techo del rango meta de 7 por ciento (8,15 por ciento a enero).
"Las expectativas de todos consisten en tener un 2022 bastante bueno. El equipo económico tiene por primera vez un escenario de corto plazo mucho más despejado con un crecimiento razonable", dijo el directivo.