El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, aseguró en conferencia de prensa que "será un desastre para Rusia" si finalmente concreta un ataque a gran escala sobre Ucrania. Biden, quien cumple un año en el gobierno, dijo además que Rusia se podría enfrentar a sanciones nunca antes vistas.

Rusia "no ha visto nunca sanciones como las que he prometido que se impondrán si se mueve", afirmó, aunque aclaró que las medidas a tomar por Estados Unidos y sus socios dependerían de la fuerza con que Ucrania fuera atacada.

"Una cosa es que se trate de una incursión menor y que acabemos discutiendo (en la OTAN) sobre qué hacer y no, pero si (lo rusos) hacen lo que son capaces de hacer con una fuerza en masa en la frontera, va a ser un desastre", alertó Biden.

Preguntado por la posibilidad de invasión, el mandatario aseguró que no ve a (Vladimir) Putin con la intención de desatar una guerra total, si bien cree que el Kremlin sí intentará "poner a prueba" a Estados Unidos y a la OTAN, una decisión, asegura, de la que el presidente ruso se arrepentiría.

Entre las hipotéticas medidas a tomar estaría la restricción de bancos y empresas rusas al acceso al dólar estadounidense. Una medida que no afectaría solo a Rusia. "Quiero ser claro que con la imposición de sanciones graves relativas a transacciones en dólares (...) va a haber un impacto negativo en EEUU así como en las economías en Europa, así como un impacto devastador en Rusia", dijo.

El conflicto

Las tensiones entre Ucrania y Rusia están en su punto más alto en años, con informes de una acumulación de tropas rusas cerca de la frontera que alimentan los temores sobre las intenciones de Moscú de una invasión inminente.

Ucrania advierte que Rusia trata de desestabilizar el país antes de una invasión militar. Las potencias occidentales advirtieron repetidamente a Rusia en las últimas semanas de que no debe realizar más movimientos agresivos contra Ucrania.

El Kremlin niega estar planeando un ataque y argumenta que el apoyo de la OTAN a Ucrania -incluyendo el aumento de los suministros de armas y el entrenamiento militar- constituye una amenaza creciente en el flanco occidental de Rusia.

Las tensiones entre Ucrania y Rusia, ambos antiguos estados soviéticos, se intensificaron a finales de 2013 por un histórico acuerdo político y comercial con la Unión Europea. Después de que el entonces presidente prorruso, Víktor Yanukóvich, suspendiera las conversaciones -al parecer por presión de Moscú-, durante semanas estallaron protestas violentas en Kiev.

Luego, en marzo de 2014, Rusia se anexionó Crimea, una península autónoma en el sur de Ucrania con fuertes lealtades rusas, con el pretexto de que estaba defendiendo sus intereses y los de los ciudadanos de habla rusa. En primer lugar, miles de tropas de habla rusa, apodadas "hombrecillos verdes" y posteriormente reconocidas por Moscú como soldados rusos, se lanzaron a la península de Crimea. A los pocos días, Rusia completó su anexión en un referéndum que fue tachado de ilegítimo por Ucrania y la mayor parte del mundo.

Poco después, los separatistas prorrusos de las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk declararon su independencia de Kiev, lo que provocó meses de intensos combates.

A pesar de que Kiev y Moscú firmaron un acuerdo de paz en Minsk en 2015, con la mediación de Francia y Alemania, se han producido repetidas violaciones del alto el fuego. 

Según las últimas cifras de la ONU, se produjeron más de 3.000 muertes de civiles relacionadas con el conflicto en el este de Ucrania desde marzo de 2014.