Cuatro meses después de que el mundo observara los desesperados intentos de los afganos por abandonar su país, Amnistía Internacional detalló el infierno para cientos de ciudadanos atrapados en la violencia desde todos los frentes, con acusaciones a las tropas de los Estados Unidos y a los talibanes.

El grupo de derechos humanos denuncia que se cometieron "crímenes de guerra y atrocidades" durante la caída del gobierno del entonces presidente Hamid Karzai, cuando los talibanes retomaron el poder y los Estados Unidos retiraron sus tropas, tras 20 años de ocupación.

"Los meses previos al colapso del gobierno en Kabul estuvieron marcados por repetidos crímenes de guerra y un incesante derramamiento de sangre cometidos por los talibanes, así como por las muertes causadas por las fuerzas afganas y estadounidenses", aseguró Agnes Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional, luego de que la organización publicara un informe
que recoge las denuncias. 

El reporte indica que en la a medida en que los fundamentalistas recuperaban terreno, capturaban, detenían, torturaban y asesinaban a minorías étnicas y religiosas, antiguos miembros de las fuerzas armadas o a todo aquel que consideraran simpatizante de la Administración depuesta.

"Las casas, los hospitales, las escuelas y las tiendas se convirtieron en escenas de crímenes, muchos murieron y otros resultaron heridos en repetidas ocasiones", agregó Callamard.

Ejemplo del terror que los talibanes sembraron entre la población, Amnistía Internacional relata que el pasado 6 de septiembre los extremistas buscaron puerta a puerta a supuestos colaboradores del anterior gobierno y ejecutaron a seis personas.

Sin embargo, varios testigos señalaron que ninguna de las víctimas formaba parte de las fuerzas de seguridad del país como sospechaban los fundamentalistas.

Ese mismo día, cuando las fuerzas talibanes atacaron Bazark, una ciudad en la provincia de Panjshir, los combatientes capturaron a casi 20 hombres, a quienes torturaron y privaron de alimentos y agua durante al menos dos días. 

El martes 14 de diciembre, la ONU informó que hay "acusaciones creíbles" de más de 100 ejecuciones extrajudiciales en Afganistán desde la toma de control de Kabul el 15 de agosto, y la mayoría fue atribuido a los talibanes.

"Entre agosto y noviembre, recibimos acusaciones creíbles de más de 100 asesinatos de ex fuerzas de seguridad nacionales afganas y otros asociados con el anterior gobierno", subrayó la Alta Comisionada adjunta de derechos humanos de la ONU, Nada Al-Nashif.

Añadió dijo que estaba profundamente preocupada por los continuos informes de tales asesinatos, pese a la supuesta amnistía general que los talibanes anunciaron después de llegar al poder.

"En varios casos, los cuerpos se exhibieron públicamente. Esto ha exacerbado el miedo entre esta importante categoría de la población", agregó, según el sitio France24.com

El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de los talibanes, Abdul Qahar Balkhi, respondió que están "plenamente comprometidos" con el decreto de amnistía y negó las acusaciones.

El informe registra cuatro ataques aéreos en los últimos años, en los que murieron un total de 28 civiles, incluidos 15 hombres, cinco mujeres y ocho niños y otras seis personas resultaron heridas.

Según Amnistía Internacional, tres de esos ataques probablemente fueron llevados a cabo por las fuerzas estadounidenses y uno por la Fuerza Aérea afgana.

El reporte relata un bombardeo en la provincia de Kunduz, que, según la organización, posiblemente fue ejecutado por los Estados Unidos, en el que fallecieron cinco civiles, incluida una niña de tres meses.

"Estaba durmiendo cuando cayó la primera bomba (…) Nos decían que nos escondiéramos en algún lugar en caso de que detonara la
segunda bomba. Mi padre dijo que tenía que encontrar a mi hermano menor. La segunda bomba mató a mi madre, a mi tío, a mi tía, y mi hermana", recoge el documento sobre el testimonio de un niño de nueve años que resultó herido en el asalto.

Los ataques generalmente terminaron con muertes de civiles, pues los militares estadounidenses arrojaron armas explosivas en áreas pobladas, según el informe. 

El uso de esas armas de combate en zonas pobladas es "inherentemente indiscriminado, y puede constituir un crimen de guerra", advirtió AI.

Además, otros 12 civiles fallecieron y 15 resultaron heridos como consecuencia de ocho explosiones provocadas por los morteros de las fuerzas afganas.

De acuerdo con cifras de la ONU, 1.659 civiles murieron y otros 3.524 resultaron heridos en los primeros seis meses de 2021, un aumento del 47% en comparación con el año anterior.

Amnistía Internacional exige tanto a los talibanes como al Gobierno de Estados Unidos que cumplan con sus obligaciones internacionales, justicia y reparación para las víctimas.