Un crematorio de Meissen, en Alemania del este, colapsó por la cantidad de víctimas fatales que produjo la pandemia de coronavirus, indican las informaciones de los medios internacionales.

Los cajones se amontonaron en diversos salones e incluso en los pasillos.

Muchos fueron sellados con envoltorios de plástico y otros quedaron etiquetados con leyendas que alertan "riesgo de infección", "urgente" o simplemente "COVID".

Incluso los gerentes del crematorio privado admiten la tensión en que los coloca una situación a la que están acostumbrados: la muerte y el dolor de los familiares, que necesitan palabras de consuelo "porque han entregado a su ser querido fallecido a la ambulancia y luego nunca los vuelven a ver ".

A todo esto, los funcionarios de Meissen, incluido el jefe de la administración del condado, la asociación de médicos locales y el legislador que representa a la región en el parlamento, un aliado de la canciller Angela Merkel, se negaron a ser entrevistados sobre la situación.

El gobernador de Sajonia, Michael Kretschmer, reconoció en una entrevista reciente con el diario Freie Presse que había subestimado el impacto de la pandemia en su estado y había prestado demasiada atención a quienes pedían que las empresas y las escuelas permanecieran abiertas.

Un video que muestra a Kretschmer hablando con manifestantes anti-encierro afuera de su casa el domingo termina con él alejándose después de que una persona se pone una máscara hecha para parecerse a la Bandera de Guerra Imperial Alemana, un símbolo favorecido por los extremistas de extrema derecha.

En Meissen, las calles están vacías, desprovistas de los turistas habituales o incluso del bullicio de los lugareños, indica un reporte de la agencia AP.