Durante el año 2020, en pleno pico mundial de la pandemia de coronavirus, más de 160 países cerraron sus fronteras por razones sanitarias.  Además, 99 naciones lo hicieron clausurando toda posibilidad de ingresar a sus territorios inclusive con aquellos que necesitaban protección por venir huyendo de desastres producidos por el hombre como guerras, luchas internas o civiles, violaciones a los derechos  humanos o escapando de la malnutrición a la que algunos gobiernos someten a su población.

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No hubo miramientos. El temor al Covid-19 cerró las fronteras como nunca había ocurrido antes y el ACNUR contabilizó un nuevo triste récord en sus 70 años de historia. En 2019 hubo 79,5 millones de personas que buscaban refugio, en 2020, se registró un incremento del 4 % que llevó la cuenta hasta los 82,4 millones de seres humanos.

Por ese motivo, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, pidió “no construir muros contra los migrantes y refugiados”. Sus palabras llegaron durante el concierto ¡Asi  suena la integración! realizado en la caribeña ciudad de Barranquilla, en Colombia, un día antes de la conmemoración del Día Mundial del Refugiado que se celebra los 20 de junio.

Grandi sostuvo en ese encuentro que “hay muchos países que rechazan, que construyen muros, que no aceptan a los migrantes y refugiados que incluso llegan en barcos haciendo viajes muy  peligrosos”.

La experiencia del año pasado con tantos países cerrando sus pasos  fronterizos podría haberse evitado, para los casos de aquellos que venían escapando de la violencia, utilizando medidas de reconocimiento médico, supervisión de certificados de salud o incluso se podrían haber habilitado cuarentenas para disipar toda duda de posibles contagios de coronavirus.

Al menos, durante el 2021, estas medidas comenzaron a ser implementadas sumadas a entrevistas realizadas a distancia o procedimientos simplificados de registros de salud. De esta manera estos procedimientos  comenzaron a ser  utilizados por los funcionarios de  algunos países como forma de garantizar el acceso al asilo al tiempo que intentaban contener la propagación de la pandemia en sus territorios.

Las niñas y niños menores de 18 años representan el 42% de todos los desplazados y se han convertido en el segmento etario más vulnerable teniendo en cuenta que muchas crisis, en sus países de origen, vienen desde hace años. Existen un millón de chicos nacidos entre 2018 y 2020 que lo hacen como refugiados.

A lo largo de 2020, cerca de 3,2 millones de desplazados por cuestiones internas de sus naciones y 251.000 refugiados oficializados volvieron a sus  hogares, lo que supones una caída del 40% y del 21%, respectivamente, con relación al año 2019. Finalmente, el reasentamiento de los refugiados, la posibilidad de hallar asilo en otro país, sufrió una drástica caída en 2020, con sólo 34.400 refugiados reasentados el año pasado. Coronavirus mediante, se trata del número de plazas otorgadas más baja de los últimos 20 años.

Latinoamérica, Argentina, y  la diáspora venezolana

La situación en América del Sur, a diciembre de 2020, contabilizó a 694.199 personas de interés para la ACNUR en Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay. De este conjunto, en la Argentina, la ACNUR sigue a 185.342 personas de las cuales 3988 son refugiados, provenientes de Colombia, Perú y Siria, mientras que 9247 venezolanos, cubanos y sirios han solicitado asilo y 448 sirios ingresaron al país a través del Programa Siria.

Pero el número mayor de desplazados con presencia en nuestro país sucede por la crisis venezolana. 171.659 habitantes del país bolivariano se han trasladado desde su tierra al extranjero.

Como en años anteriores las personas venezolanas constituyeron la segunda población más grade de seres humanos desplazadas a través de la frontera. El primer lugar correspondió a Siria con 6.690.000 habitantes de ese país corridos por la guerra, el hambre, la destrucción de sus hogares y las luchas civiles.

En Venezuela la larga crisis económica sumada a las cuestiones de índole política han provocado un corrimiento de su población que en 2020 la colocó en el segundo lugar de este ranking con 4.027.000 desplazados en el extranjero sin que se les haya concedido formalmente la condición de personas refugiadas. Unos 124.600 venezolanos retornaron a su país desde Colombia debido a las dificultades presentadas por la pandemia.

El reporte completo de la ACNUR se puede consultar en https://www.acnur.org/60cbddfd4#_ga=2.116105734.1869124000.1623952428-594799189.1610997822