Llenar un Obras fue siempre el objetivo de las bandas locales durante más de 40 años en los que una cancha de básquet del club se convertía en sede de un ritual de rock & roll. Sin embargo, la pasión del público por el trap pudo más, desbordó las previsiones y para los recientes shows del trapero YSY A realizados el sábado 28 de mayo y el 4 de junio se habilitó el predio al aire libre del Estadio Obras, al lado del recinto cerrado que sólo tiene capacidad para 4.700 personas, menos de la mitad de otros estadios techados, donde ingresaron cerca de 10.000 fans del artista oriundo de Caballito, que hicieron temblar el suelo en una magnitud de 3.6 grados según la escala de Ritcher.

Si bien esta medición, reportada en el Volcano Discovery Sistem, una web que analiza los reportes llegados de todo el mundo de personas que dicen sentir vibraciones bajo sus pies, no debería producir ningún tipo de desastres como los que se genera por un gran temblor natural, los vecinos realizaron denuncias formales, a través del 911, donde se recibieron más de 20 llamados por movimientos en los edificios linderos del estadio en la avenida del Libertador 7395 y, muchos de los denunciantes, subieron videos a las redes sociales mostrando los efectos de las vibraciones producidas por el volumen alto de la música en vivo y por las ondas superficiales generadas por el salto coordinado de los asistentes al recital de YSY A que impactaron de lleno en los cimientos de las construcciones.

Tal fue la magnitud de la pasión de los asistentes al recital que hasta el propio artista se sorprendió por el fervor de la gente que traía reminiscencias de los recitales emblemáticos de AC/DC en River Plate en 2009, con el “pogo más grande de la historia” que provocó vibraciones 17 veces por encima de los valores permitidos en la Ciudad de Buenos Aires.

Sin comparar la cantidad de asistentes que convocó la mítica banda australiana de hard rock, que fue monumental, como el estadio que la albergó, los 10.000 asistentes de la primera fecha y otros 10.000 fans que llenaron el estadio al aire libre del club de Núñez para escuchar a YSY A no dejaron de liberar una energía similar que se tradujo en alarma para los vecinos de la zona.

La sismología utiliza la escala de Ritcher para determinar las fuerzas de sismos de una magnitud de entre 2.0 y 6.9. Magnitudes menores a 3.9 no deberían ser percibidas pero esta medición sólo describe la amplitud de onda máxima del temblor y vibración y no ofrece ninguna indicación de la energía total que se libera por el evento.

Pues bien, lo que sucedió el sábado 30 mayo y el 4 de junio, fue una liberación de energía tal que temblaron los hogares de muchos vecinos ante la pasividad de las autoridades y organizadores.

El nivel de inconsciencia del artista en cuestión por las consecuencias que pueden traer a la salud de la gente y los daños materiales que pueda ocasionar podría ser mensurado por la cantidad de veces que arengó a su público para generar semejante liberación de energía.

Pero el éxtasis que puede provocarle a un artista joven como YSY A observar y sentir como su público se mueve según sus designios o el ritmo de su música, no puede ser el mismo efecto de satisfacción que sienten los organizadores del recital que  deben cumplir con las normativas vigentes, cuidar el bienestar de los que asisten al evento, y, por último pero no menos importante, ser buenos vecinos porque, en definitiva, el Club Obras Sanitarias está en una zona urbanizada repleta de construcciones en altura, en uno de los barrios más onerosos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuyos vecinos pagan impuestos dignos del Principado de Mónaco y no se encuentra en medio del campo en la provincia de La Pampa.

Denuncias por robos, llamados al 911, y pocas explicaciones de las autoridades

Romina, una vecina de un edificio cercano al estadio al aire libre afirmó a NA que “en el piso 14 donde vivo, el edificio se movía, pensé en bajar por las escaleras pensando que hubo un temblor en alguna provincia cuyana y que su efecto llegó hasta Buenos Aires pero otra vecina me preguntó por celular si había sentido las mismas vibraciones y me contó que subió a redes como se movían las lámparas y algunos elementos de cocina. Enseguida nos dimos cuenta que debía ser por el ruido que llegaba desde Obras por lo que llamamos a la Policía y vinieron y también nos explicaron que se trataba de los  efectos del recital del chico ese”.

“El chico ese” es YSY A, cuyo nombre es Alejo Nahuel Acosta Migliarini, nacido en Caballito y que se ha convertido en uno de los máximos exponentes de la escena urbana argentina fusionando trap con el tango. Mientras cantaba clásicos suyos como “Dame Droga” o “Salgo a Cazar” y otras sutilezas, le gritaba a su público, “Que estamos loco, estamos loco zarpado. Buenos Aires, lo que vivimos este sábado pasado no tiene comparación. Hicimos volar la ciudad, la hicimos vibrar como nunca antes. Miles de gracias a ustedes por hacer el mejor show de todos frente a mis ojos, casi que no lo podría creer si no fuésemos nosotros. Los amooooo. Nos vemos de nuevo en una semana preparen sus almas para hacer el doble de fiesta”.

Volvieron los recitales a Obras y regresaron las quejas de los vecinos por las vibraciones en los edificios

Los vecinos, participantes involuntarios de un show al que no les interesa escuchar, pensaron al unísono, “el doble de fiesta es el doble de pogo ¡se nos viene encima el departamento!”, concluyó Mirtha cuando consultó a otros amigos que viven cerca y activó las denuncias ante la oficina de protección ambiental que depende de la Secretaría de Ambiente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Ante las quejas de los habitantes de la zona no hubo comentarios de ningún tipo de parte de los organizadores del show.

Obras Sanitarias ha delegado la organización de estos  eventos musicales en manos de los empresarios Hugo y Alicia Díaz que obtuvieron la concesión para realizar recitales. A su vez, los Díaz, suelen cerrar contratos con otros organizadores de eventos o productoras que realizan sus recitales con sus artistas.

En el caso YSY A quien maneja los destinos del joven artista es la productora Ramasso.

Pues bien, ni la comisión directiva de Obras Sanitarias, el predio es de un club deportivo fundado el 27 de marzo de 1917 por un grupo de trabajadores de la empresa pública Obras Sanitarias de la Nación, hoy en día AySA, y el gremio de la actividad que conduce José Luis Lingieri, Mr. Cloro, que tendría mucho que ver con su actual dirección, ni los Díaz, ni Ramasso Producciones contestaron preguntas acerca de las consecuencias de alentar a 10.000 fanáticos a comportarse como unos vikingos antes de entrar a una batalla.

Porque enardecer a las masas es sencillo pero calmarlas es difícil. Son pocos los artistas como Eddie Vedder de Pearl Jam que en un recordado recital en Costanera Sur detuvo a los músicos de la banda hasta que la gente no estuviera suficientemente cómoda y no sufriera ningún tipo de apretujamiento que suelen terminar en desmayos y corazones parados.

La irresponsabilidad se trasladó, en el caso del recital de YSY A, a la cuestión de seguridad. Existieron muchos robos de celulares que fueron denunciados en sede  policial y, lamentablemente, este factor de inseguridad está ocurriendo en otros eventos musicales.

Una fuente del mercado afirmó a NA “el retorno de los recitales tras las cuarentenas también produjo mucho interés del público por regresar a los conciertos multitudinarios pero con ellos volvieron los descuidistas, los carteristas, los buscas. La verdad es que tanto en Obras como en el Luna Park por dar dos ejemplos, las organizaciones cumplen con el número de personal de seguridad que hay para contratar, pero muchas veces aparecen verdaderos profesionales de lo ajeno y se empiezan a escuchar cosas como: che están robando, están robando, ¿cómo que están robando? Si, a unas pibas les cortaron las carteras, cortan las mochilitas, ¿cómo hacen? Y te reitero en esos lugares hay seguridad privada pero no alcanza porque la inseguridad se traslada a todos lados  y con la crisis aumenta exponencialmente. Ir a cualquier recital es como ir a perder, cada vez hay más robos, ya me parece que es una cuestión cultural”, explica una veterana organizadora de recitales que prefiere no dar su nombre pero reclama mayor presencia de controles de las autoridades gubernamentales.

Los empresarios del sector consultados y los vecinos de los lugares donde se realizan concentraciones coinciden en reclamar un mayor control de parte del Gobierno de la Ciudad de estos encuentros teniendo en cuenta la crítica situación social que puede convertir en un polvorín cualquier reunión masiva de gente.

Mientras que la solución para evitar los problemas edilicios con las vibraciones ya las aportaron, entre otros expertos, Alejandro Verri Kozlowski, Sebastián Vaquero y Juan Mussat, quienes tras los recitales de AC/DC en River en 2009, publicaron un paper académico explicando de manera analítica las vibraciones en edificios cercanos originadas por espectáculos masivos en estadios.

La conclusión del trabajo arrojó, entre otros ítems técnicos, una solución para los productores de eventos, colocar una carpeta que limite el salto de los espectadores y evite la transmisión del salto coordinado de los presentes en un show. Una solución, típica del primer mundo, del que traemos muchos artistas pero pocas ideas para la convivencia social.