Violeta Urtizberea: "Desde que soy mamá, me volví más selectiva con mi trabajo"
Cumplió su sueño de hacer teatro con Rafael Spregelburd y, luego de tres años atípicos, de a poco toma el ritmo laboral ajetreado que tanto disfruta.
Del otro lado del teléfono, Violeta Urtizberea suena orgullosa y satisfecha. A los 37 años, con un largo camino en cine, teatro y televisión, se topó con un desafío que estaba esperando hace tiempo. Cada miércoles a las 20.30 se sube al escenario del Teatro Astral para hacer Inferno, el nuevo espectáculo de Rafael Spregelburd, junto a Andrea Garrote y Guido Losantos. "A Rafael lo admiro de chica y siempre fue un sueño trabajar con el", reconoce en una charla íntima con Noticias Argentinas.
Y cuenta cómo se sumergió en este proyecto que, si bien solo está en cartelera durante septiembre, espera volver a hacerlo el año que viene: "Antes de leer la obra, ya estaba adentro y cuando la leí, me encantó. Fue un sí rotundo. A lo largo de los ensayos y el recorrido me surgieron mil millones de miedos porque la obra es muy complicada, un laberinto de enredos y una cantidad de texto importante. Es un gran desafío actuarla y por suerte ya vimos que quedó algo que está muy bueno. Es un placer y un alivio enorme para todo".
Más allá de la alegría por cumplir un sueño, ¿sentís una presión especial?
-Totalmente. No da lo mismo, pero por suerte Rafa es bastante relajado, ameno y agradable. No es un director frío, distante e inaccesible, de una escuela un poco más vieja. Pero igual, no deja de haber sido una situación de mucho nervio al principio. No era actuar con un par o con alguien conocido, tuve que aprender un código nuevo. Es de las cosas más difíciles que he hecho hasta el momento, al igual que el unipersonal Una casa llena de agua.
Venías trabajando con mucho ritmo desde chica, pero en 2019 fuiste mamá por primera vez y a los pocos meses empezó la pandemia, ¿cómo vivís el regreso al trabajo después de un momento tan particular?
-Estoy acostumbrada a trabajar mucho y no lo padezco para nada, pero siendo madre, todo es el triple. Por ejemplo, ahora voy a Uruguay tres semanas para hacer una película y ya estoy traumada porque no me voy a llevar a Lila (fruto de su relación con Juan Ingaramo), porque las jornadas de grabación son de 12 horas y prefiero que se quede en Buenos Aires en su casa, con su papá, sus abuelos, sus amigos y su jardín de infantes. Pero desde el vamos algo que en otro momento era puro placer me hace estar complemente dividida pensando en cuánto la voy a extrañar. Por eso desde que soy mamá, me volví más selectiva con mi trabajo.
¿Te costó decidirte a trabajar en Uruguay?
-No, pero elijo bastante. Es una peli para una plataforma, en la que voy a compartir elenco con Matías Mayer. Me quedo con lo que tengo muchas ganas de hacer, no lo hago porque sí. Eso no quita que me pueda equivocar, pero bueno...
El año pasado ibas a tener una pequeña participación en La 1-5/18 y te terminaste quedando hasta el final como la villana, ¿te esperabas ese regreso a la tira diaria?
-No, pero después de la pandemia y de tanto tiempo sin trabajar, no estaba segura. Pero cuando me hablaron del personaje, me divirtió. Era distinto a todo lo que había hecho y un personaje malvado siempre es divertido. Cuando empecé a ir a grabar fui tan feliz... me di cuenta de cuánto lo necesitaba. Más allá del laburo en sí, en un momento me adapté a no socializar ni salir por lo que pasaba. Por eso no dudé cuando me ofrecieron que me quedara. Fue sanador. Hubo algo que había perdido y no era consciente de todo.
¿Lila te acompaña a tu trabajo?
-No la llevo, porque cuando estoy yo quiere estar conmigo. Una vez la tuve que llevar, por un cambio de último momento, y si bien estuvo bueno que vea dónde trabajaba, fue difícil. Ella tiene sus tiempos, no conecta con cualquiera y cuando estás trabajando con un equipo no disponés de los tiempos que necesita.
Cuando empezaste a salir con Juan en 2015 estaba enfocado 100% en la música, pero ahora se largó en la actuación y próximamente lo vamos a ver en la segunda temporada de El Reino y un nuevo proyecto de Paramount+, ¿cómo es compartir esta pasión con él?
-Todavía lo estoy transitando porque no lo vi actuar. Lo ayudo a pasar la letra, pero mucho no me actúa porque le da vergüenza, entonces terminó yo mostrándole cómo lo haría. La pasa bien y lo entiendo porque para mí no hay nada más lindo que actuar. Vamos a ver si se convierte en una profesión.
Falta que vos cantes.
-Eso es inviable. Soy un desastre cantando, entonces esa posibilidad no existe (se ríe). Por lo pronto, en octubre vuelvo con Una casa llena de agua y también voy a participar en una película que va a dirigir Fernán Mirás.
Alguna vez dijiste que Fernán fue fundamental en tu infancia, cuando estaba en pareja con tu mamá, para que te convirtieras en actriz. ¿Que te dirija es un broche de oro?
-Totalmente. ¡Estoy chocha con eso! Me gusta trabajar con él porque es una persona muy especial para mí.