Sin Charlie Watts, se apaga el motor de los Rolling Stones
Podrán sonar más salvajes, más sucios e incluso más rockeros, podrán reinventarse, pero no será igual. Se perderá ese tempo perfecto, sobrio y simple. Ese toque preciso que suplanta miles de golpes innecesarios.
Con la partida de Charlie Watts se apaga el motor de la banda más grande de rock and roll de todos los tiempos. Para muchos de nosotros, el mundo que conocimos ya no será el mismo. Jagger, Richards y Wood pueden seguir, claro. Pero ya no será lo mismo.
Podrán sonar más salvajes, más sucios e incluso más rockeros, podrán reinventarse, pero no será igual. Los auténticos Rolling Stones terminaron con la partida de Watts. La histórica nave musical ya acusó el golpe tras la salida de Bill Wyman a comienzos de la década del 90. Como dijo Bob Dylan, con la ausencia de Wyman la banda se tornó funk y perdió rock. Con la de Watts perderá ese tempo perfecto, sobrio y simple. Ese toque preciso que suplanta miles de golpes innecesarios. Uno de los secretos del sonido de los Stones.
Por supuesto podrán seguir y está bien que lo hagan. Hay fechas por delante y un 60° aniversario que celebrar el año próximo, pero parte de la esencia ya no estará. Ese equilibrio justo flotará en el aire, convivirá en el espíritu de cada uno, pero no sonará en los parlantes. Eso sí, su luz brillará por siempre en cada fan.
Alejado de toda fórmula de marketing, ajeno a todo escándalo mediático y de los patrones comunes en la vida de cualquier estrella de rock. Modesto, generoso, sencillo y cordial. Fanático del jazz, del dibujo y de los caballos. Con Charlie Watts se va la elegancia y el estilo inigualable de cada golpe certero y directo al corazón. Se apaga la llama del motor de los Rolling Stones.
Se extrañará su estilo inigualable, la sutileza detrás de la histórica y diminuta batería de cinco cuerpos que aporreó en infinidad de conciertos y sesiones. La súper estrella que nunca quiso ser continuará iluminando de manera sobria y radiante. Se va, pero permanece. Y una parte de nosotros se va con él, aunque su ritmo seguirá latiendo hasta el fin de los días.
¡Buen viaje querido Charlie! Ya debes estar inundando el paraíso de elegancia, buen ritmo y del más fino y tradicional swing.
(*) Diego Perri es autor del libro “República Stone” y el argentino que más veces presenció shows de la banda por el mundo.