Los realities show siempre despiertan amores y odios en el público.

Y la segunda temporada de “Bake Off, el gran pastelero” es un claro ejemplo.

Desde que se emitió el primer programa a principios de marzo, hubo un puñado de participantes que fueron destacados por los televidentes.

Por un lado estaba Agus, la abogada oriunda de la Patagonia, que terminó su carrera deseando dedicarse de lleno a la cocina; o Marcos un joven de 18 años que se llevó más de un reto por sus preparaciones fallidas.

Damián siempre estuvo dentro del grupo de los más queridos, incluso cuando estuvo cerca de abandonar el programa.

Pero la que siempre fue el centro de todas las críticas, sin dudas fue la finalista Samanta Casais.

A pesar de que sus producciones eran de las más destacables del ciclo conducido por Paula Chaves, la chica de San Telmo nunca le cayó del todo bien al público.

En primer lugar, porque a la hora de cumplir con los desafíos del programa siempre acusaba desconocimiento de las técnicas y recetas pedidas por el jurado.

Era frecuente que rompiera en llanto porque creía que sus preparaciones estaban mal o que no llegaría a entregarlas a tiempo, sin embargo, terminaba ejecutándolas casi a la perfección.

Ante la repetición de esta conducta, los seguidores de la competencia comenzaron a hacer pública su descontenta en relación a Samanta.

“Es la típica que en el colegio decía: ‘No estudié, me va a ir mal’ y después se saca un diez”, fue uno de los comentarios más recurrentes.

También, muchos señalaron que Casais pedía la ayuda de sus compañeros pero cuando los demás necesitaban una mano en la cocina, no siempre estaba dispuesta a colaborar.

Samanta ya se había ganado un buen número de detractores cuando a principio de junio publicó en sus redes un video en el que mostraba las remodelaciones que hizo en su cocina y desató un escándalo.

Para muchos esos cambios que hizo en su casa eran un claro indicio de que se había consagrado como ganadora del programa -que se grabó hace un año- y que había recibido los 600 mil pesos del premio.

Y aunque esos rumores no eran ciertos, porque el campeón recibiría el dinero recién a 90 días de la emisión del último episodio, la simple sospecha de que se haya filtrado información de la final impulsó a distintos usuarios a investigar la vida de Casais.

Así, salieron a la luz diferentes videos y notas periodísticas en las que se la veía a la joven cocinando en televisión o en una notable confitería porteña.

Con estos antecedentes, comenzaron a las denuncias de fraude contra Samanta, ya que por reglamento, solo podían participar pasteleros aficionados de la competencia.

Pero como si esto fuera poco, también salió a la luz una causa por “homicidio culposo” en contra de la joven pastelera a raíz de un accidente vial que protagonizó en noviembre de 2017.

Según declaró Lorena Olguín, hija de la víctima, Samanta atropelló a su padre, Alfredo (74), en la autopista 25 de mayo y luego de cuatro meses de agonía el hombre falleció en el Hospital Santojanni.

La viralización de la causa hizo que le efervescencia en contra de Samanta alcanzara niveles exorbitantes.

Durante días, el nombre de la pastelera fue trending topic en Twitter junto a las palabras “asesina”, “homicidio” y “accidente”.

Y los mensajes en su contra aumentaron notablemente, no solo en las redes sociales, sino que también tuvieron lugar en la vía pública.

Durante varias semanas, Casais decidió no hacerle frente a las críticas y continuar con su actividad en las redes como si nada pasara.

Sin embargo, en el programa que se emitió el domingo a la noche en Telefe rompió el silencio.

Luego de que la descalificaran y le sacaran el título de “mejor pastelera”, la joven reconoció que omitió información de su pasado profesional al anotarse al casting del programa.

“La pasé muy mal por todo lo que se dijo de mí, sobre todo en las redes sociales. Ha sido todo muy cruel para mí, pero eso no quita que lo que haya vivido en la carpa fue maravilloso. Cometí un error, soy humana y lo admito”, dijo la joven y desató una ola de memes en la que festejaban la decisión de la producción al anular a Samanta y nombrar a Damián Pier Basile como ganador.

Lo cierto es que más allá del odio de la gente y la polémica que se desató a su alrededor, Samanta se convirtió en una de las participantes más destacadas de “Bake off” y, mal que mal, supo sacar provecho de su paso por el programa.

Tanto, que hasta tiene un representante artístico que lleva su agenda en los medios para las próximas semanas. No tendrá los 600 mil pesos ni los electrodomésticos del segundo premio, pero de que la van a recordar, no hay dudas.