Una década después de su trabajo anterior, muy en el estilo alternativo pero dentro del mercado que ha caracterizado toda su carrera, el más folklorista de los rockeros argentinos, León Gieco, publicará este año un disco nuevo, que generó un adelanto incendiario.

Los temas del disco nuevo, que aparecerá en el año en que cumple 70 abriles, han sido grabados durante la pandemia en un trabajoso proceso de ingeniería que incluyó a músicos internacionales de alto prestigio, que participaron tocando desde sus casas o estudios, siguiendo los protocolos de la era del coronavirus.

Lo del adelanto incendiario tiene que ver con el primer tema de difusión de la obra, consensuado con su casa discográfica, un rock punzante en que participa el mexicano Jaime López y que parece jugar en paralelo con su clásico “Los Salieris de Charly” para disparar con munición gruesa sobre la realidad social y política del continente americano en 2021.

La letra del tema “Todo se quema”, que salió a la palestra esta semana con un video de animación de alta calidad realizado en Córdoba por el artista plástico Daniel Marín, dice:

“Hemos visto borrar de un plumazo a un pueblo,

casas, niños, madres, jóvenes, padres y abuelos.

Hemos visto caer parte de la historia

de este único mundo que es lo poco que tenemos.

Hemos visto llover un centenar de balas

sobre inmigrantes que un lugar reclamaban

Y te hemos visto a vos,

sentado en un balcón, en un sillón, como Nerón,

mirando como todo se quema.

Cruzó tres fronteras y a San Diego al fin llegó.

se llama Elizabeth, es de El Salvador.

Lo que quedó de ella se juntó con su familia

lo que quedó de ella, un abrazo recibió

lo que quedó de ella, un año nuevo festejo

lo que quedó de ella, lo empujaron a un avión,

gracias a un soplón, sentado en un balcón, en un sillón, como Nerón,

mirando como todo se quema.

Hemos visto presidentes latinoamericanos

ir a España a festejar el quinto centenario.

¿Día de la raza, un nuevo aniversario,

o el primer genocidio que hubo en estos lados?

Imposible juntar agua con aceite,

el mundo es una grieta, no resiste ningún puente.

Y ahí está el huevón, sentado en un balcón, en un sillón, como Nerón,

mirando como todo se quema.

Hemos visto argentinos, arrogantes futboleros,

creer que todo el mundo está pendiente de lo nuestro.

Ansiedad, paranoia, Síndrome de Estocolmo.

vitorean a los chorros, que otra vez se llevan todo.

¿Quién se quedó con el dinero que gasté pegando estampillas

en mi libreta de ahorro, y adonde está el ladrón?

Sentado en un balcón, en un sillón, como Nerón,

mirando como todo se quema.

El campo necesita para que le quede guita

cuatrocientos mil millones de agroquímicos venenosos.

Hay quienes envenenan lo que entra por la boca.

Hay quienes envenenan lo que entra por la mente.

Hay quienes envenenan porque les da lo mismo todo.

Hay quienes envenenan votando mal a un presidente.

Y aquel se hizo troll, sentado en un balcón, en un sillón como Nerón,

mirando como todo se quema.

El uno por ciento quiere esto torcer,

el nueve por ciento tiene el poder,

de lo que queda el cincuenta solo come

y el resto se muere sin saber por qué.

Tantos años votando y casi nunca resultó

nos piden los votos pero nunca perdón

y allí se ve al traidor, sentado en un balcón, en un sillón, como Nerón,

mirando como todo se quema.

Forzamos la máquina, el vúmetro al rojo,

y vino esta guadaña y lo bajó un toco.

Dejó al descubierto la gente de mierda,

que siempre odió a pobres, enfermos y viejos.

Hoy 20 de noviembre de este duro 2020,

viví 300 años, pero cumplo 69.

Y estoy en mi balcón, sentado en un sillón, con la biblia y un calefón,

mirando como todo se quema”

El disco nuevo sucederá a “El desembarco” (2011) y se destaca la participación de una serie de músicos estadounidenses, algo así como un seleccionado de sesionistas famosos, que incluye al baterista Vinnie Colaiuta, el bajista Leland Sklar y el guitarrista Michael Thompson, que han trabajado con figuras que van de Paul Mc Cartney a James Taylor, pasando por Phil Collins y Elton John

En un sistema de trabajo ideado por el ingeniero de sonido Gustavo Borner, un argentino que vive en Los Ángeles y ha ganado 16 Grammys, los profesionales grabaron por Zoom, en sesiones con diversas interactuaciones, pero las voces y armónicas del solista fueron registradas al aire libre, en un campo a 60 kilómetros de la Capital Federal.

A Gieco le llevó mucho tiempo, eso ha sido normal en la segunda parte de su carrera, reunir una docena de temas que justifiquen un disco, que a su vez es para las nuevas generaciones un objeto en vías de extinción, pero en general eso le ha asegurado elogios a granel.

Puede decirse que lo suyo es un trabajo de hormiga: a lo largo de la última década también decidió un retiro de cuatro años del mundanal ruido, en sintonía con procesos personales y políticos, un parate que fue muy evidente para sus admiradores, después de haber trajinado mucho el proyecto incluso “Mundo alas”, centrado en su relación con artistas con capacidades diferentes.

Algunos de los temas nuevos, la mayoría con música de su tecladista y amigo Luis Gurevich se llaman “Estuche”, “El final”, “La amistad”, “Dios Naturaleza” y es probable que se pasen poco por radio: León discutió por eso durante la grabación de la década anterior con un productor, que le instaba a hacerlos más cortos, suponiendo que eso ayuda a que sean difundidos, lo que es un largo equívoco del concepto industrial de evaluación de una obra.

La salida a difusión de crudo “Todo se quema” –es decir la habilitación para que ruede en plataformas digitales, canales de televisión, redes sociales y radios- es parte de una estrategia de la compañía, que como todas las empresas está en un largo plan de reestructuración, mucho más preocupada por la subsistencia del negocio que por los perfiles artísticos

“Esta es la canción que abre la puerta a un disco que estamos terminando”, contó el autor en un restringido y poco habitual contacto con la prensa. “La escribí hace poco más de tres años, pero conserva esa energía inesperada con la que me reencontré hace unos meses, grabando -aislado y de manera remota- un disco que estaba en los planes del 2020 y de pronto empezó a tomar forma”,

“Mientras todo eso sucede, aquí estoy, sentado en mi balcón, con la biblia y el calefón, la foto de Pugliese y Discépolo, mirando como 'Todo se quema' y lamentando no cantar como Gardel”, agregó con ironía, en una comunicación orientada a lograr mucho impacto con poca exposición del artista, que vive en discreta reclusión.

En este año Gieco, que en 2023 celebrará medio siglo de carrera discográfica, acordó la subida de todos sus videos a un canal de YouTube, con clásicos como “Cinco siglos igual”, “La memoria”, “Ojo con los Orozco”, “Hoy bailaré”, “De igual a igual”, “La cultura es la sonrisa”, “El fantasma de Canterville”, “En el país de la libertad” y “Pensar en nada”, entre otros.

En estos 48 años desde su primer longplay, el músico publicó apenas 15 discos originales de estudio, pero la cifra se eleva por una considerable cantidad de álbumes en vivo, recopilaciones, colaboraciones y hasta temas en bandas de sonido de películas, lo que deja claro que gran parte de su carrera se basó en sus actuaciones en vivo, por ahora en suspenso.

Cuando publicó en 2001, en “Bandidos Rurales” otro tema relacionado con los efectos del fuego, llamado “Ídolo de los quemados”, el autor de esta nota le preguntó en una entrevista por la letra, en que había escrito: Soy un guerrero más/de este rock que está quebrado. / Estoy para el mangazo./ Soy el ídolo de los quemados/. No sé muy bien adonde voy/ Misterios tiene la canción

“Los quebrados somos todos los que vivimos en un país que nos da más tristezas que alegría, pero seguimos luchando, testimoniando, creyendo que hay que hacer tanto como decir, somos los que a veces estamos fuera de la ley, los que no tenemos trabajo, los que respetamos a los que fueron y son capaces de dar la vida por los demás·, respondió aludiendo a la relación en el lenguaje coloquial entre “quebrados” y “quemados”.

“Somos -agregó- los que tenemos memoria, las queremos a las Madres y no a los generales y almirantes, somos una mayoría silenciosa todavía no estupidizada del todo por la televisión, somos los solidarios, los crotos, los traicionados, los rebeldes, los chicos que fueron a Malvinas y no volvieron, y los que volvieron hechos mierda, somos los médicos y maestros que trabajan para un Estado que cree que tiene derecho a recortarles el sueldo mientras paga religosamente una deuda externa espuria, somos todos los soldados muertos en los cuarteles antes del pibe Carrasco, somos los que luchamos por la ecología, somos los que no somos indiferentes”.