No eran novatos ni mucho menos. Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti estaban en medio de la Gira Animal, en la que presentaron su quinto disco de estudio, "Canción Animal" (1990), y recorrieron América Latina y Europa, cuando los convocaron a participar de Mi Buenos Aires Querido II, un ciclo de recitales gratuitos al aire libre organizado por el gobierno porteño de Carlos Grosso. No lo dudaron y aceptaron sin saber que aquel 14 de diciembre de 1991 cambiarían para siempre la historia del rock nacional.

La efervescencia del público comenzó a sentirse desde temprano. Sin ir más lejos, el trío probó sonido a las 10 de la mañana, un horario insólito para que estos rockeros estuvieran levantados y tocando, y se acumuló una importante cantidad de gente a pesar de que la cita era a las 21.30 en 9 de Julio y Estados Unidos.

Recordaban que tres años antes habían cerrado un festival la mítica avenida para celebrar los cinco años de democracia, en el que también se presentaron figuras como Charly García, Luis Alberto Spinetta y Fito Páez, ante un público de 150 mil personas y esperaban algo similar. Pero las diferencias estaban a simple vista: los números fueron duplicados, ya que se estima que hubo entre 250 y 300 mil espectadores. Todo un récord, ya que se convirtió en el recital gratuito con mayor convocatoria y hasta el momento ningún artista solista o grupo lo ha superado.

La noche en la que Soda Stereo se adueñó de la Ciudad

“Como ustedes pueden ver, una multitud y media, se habla de 150 mil o 200 mil personas”, anticipaba el periodista Ari Paluch en la previa del concierto que televisó Canal 13. Mientras que los jóvenes, Cerati, Bossio y Alberti mostraban cierta ansiedad ante un público sin igual. Charly admitía que tenía “los nervios necesarios”; Zeta, que solo sentía “excitación”, pero Gustavo se sinceró y reconoció que experimentaba “los nervios necesarios y los que no son necesarios también”. Mientras que Carlos Grosso ya palpitaba lo que se venía: “Estoy tan nervioso como ellos. Es una multitud brutal. Creo que debe ser el recital más numeroso, en términos de multitud, que se hizo en las calles de Buenos Aires”.

La cantidad de gente que se agolpó frente al escenario y sus alrededores casi le juegan una mala pasada a la banda, ya que Adrián Taverna, el histórico sonidista de la banda y de Cerati en su etapa solista, hizo que todo se demorara, ya que no podía acceder al lugar ante la marea de fanáticos.

Sin embargo, a las 22.03 los Soda Stereo, acompañados por Daniel Melero y Tweety González, hicieron su entrada triunfal y con los primeros acordes de "De música ligera" marcaron el inicio de un show sin precedentes que duró dos horas en las que también tocaron "Hombre al agua", "Sin sobresaltos", "Un millón de años luz", "Canción animal", "(En) El séptimo día", "Trátame suavemente", "En el borde", "Final caja negra", "Corazón delator", "No existes", "Lo que sangra (La cúpula)", "En la ciudad de la furia", "Té para tres", "En camino", "Cae el sol", el cover de The Beatles "She’s so heavy", "Cuando pase el temblor", "De música ligera", "Persiana americana", "Prófugos", "No necesito verte" y "Sobredosis de TV".

Las repercusiones estuvieron a la altura de las circunstancias y el show de Soda copó la tapa de Clarín medio en el que hicieron hincapié en un “público delirante” y que lo que pasó arriba del escenario se vivió como una fiesta. Mientras que Diario Popular destacó que más allá de la labor de los músicos, los efectos de las pantallas y las luces, sumado a un perfecto clima de verano, le jugaron a favor para encabezar una noche soñada. Tampoco pasó desapercibido que al día siguiente se presentó el tenor Luciano Pavarotti en el mismo lugar y llevó “apenas” 200 mil personas.

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Días más tarde, en una entrevista con la revista Pelo, Cerati habló de sus sensaciones ante este hito. “Vi gente colgada en los carteles, arriba, abajo, en los edificios. La cantidad de personas fue increíble. Juro que una situación así me desborda, me supera totalmente, y en ese momento me resultaba muy difícil expresar la emoción. Por eso grité: ‘Socorro, los amo!’. Creo que fue una cosa tremenda y aún hoy me resulta difícil describirlo. Fue la despedida de un año increíble”, señaló el cantautor.