La industria cinematográfica europea apoya a Ucrania promocionando sus películas
Desde que se desató la guerra, Rusia sufre un fuerte boicot en el plano de la cultura y el entretenimiento. Y a medida que pasan los días, aparecen nuevas las medidas.
A casi dos semanas de la invasión de Rusia a Ucrania, la industria cinematográfica europea continúa firme en el boicot al país que gobierna Vladimir Putin. Y luego de prohibir la participación de trabajadores rusos y la proyección de películas de dicho país, ahora se busca promocionar las producciones ucranianas para darle una mayor visibilidad.
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Tanto es así que el lunes por la noche Roberto Cicutto, presidente de la Bienal de Venecia, presentó en el Cinema Troisi de Roma, en colaboración con el Festival de Cine de Venecia, Reflection, una película del director ucraniano Valentyn Vasynovych, que está ambientada en la guerra del Donbás que tuvo lugar en el este de Ucrania en 2014. Y está proyectar otras producciones en los siguientes días.
"Lo más importante que podemos hacer en este momento es ayudar al público a aprender más sobre las películas que han salido de Ucrania en los últimos años, ya que hay mucha información falsa dando vueltas", manifestó Giorgio Gosetti, delegado general de la sección independiente Venice Days, y destacó que aunque es fácil expresar su solidaridad con Ucrania, dando un tratamiento especial a sus producciones culturales, no es tan sencillo colaborar en "términos más concretos".
El Festival de Cine de Estocolmo, que días atrás comunicó su decisión de no mostrar películas rusas, también anunció que proyectará películas ucranianas, organizará charlas con directores y clases magistrales para dar a conocer su cultura en noviembre próximo. Mientras que el Visions du réel de Suiza tendrá cuatro obras dirigidas y/o producidas en Ucrania en su edición de abril. Uno de esos documentales es A House Made of Splinters, del danés Simon Lereng Wilmont, sobre los daños causados por la guerra preexistente en el Este de Ucrania en un refugio para niños. En tanto, en el Festival de Cine de Karlovy Vary, República Checa, lugar en el que se refugiaron miles de ucranianos en los últimos días, se presentará Los testigos de Putin, del documentalista ruso exiliado nacido en Ucrania Vitaly Mansky.
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Los trabajadores de la industria audiovisual rusa se manifestaron en contra del boicot. "La necesidad de que Europa haga una declaración clara en contra de la guerra es comprensible y necesaria. Sin embargo, prohibir que todos los/as rusos/as participen en los principales eventos culturales no sólo es inútil, es dañino. Cientos de miles de trabajadores/as rusas/os han estado abiertamente en desacuerdo con la decisión del gobierno de iniciar una guerra: condenan sus acciones, van a las protestas, apoyan a Ucrania, corren el riesgo de ser condenados por traición. Casi todos ellos/as no votaron por Putin", manifestaron días atrás a través de una carta abierta y aseguraron que de esta manera, Europa Occidental está censuran "la voz de protesta" de su país, que buscan detener la guerra.