Netflix acaba de subir la segunda y última temporada de "Feel Good", una comedia dramática creada y protagonizada Mae Martin que expone el costado más triste y sensible de una mujer que dedica su vida a hacer reír a los demás. Si bien no es una serie autobiográfica, la autora toma muchas de sus experiencias para plasmarlas en la pantalla y abre debate sobre las adicciones y cómo interfieren a la hora de relacionarse con otros y hasta con uno mismo.

En la serie, Mae es una comediantes canadiense que se instala en Londres y en pleno periodo de abstinencia, conoce a George (Charlotte Ritchie), una chica de la que se enamora perdidamente. La atracción es recíproca y hace que rápidamente se abalancen a la difícil experiencia de convivir, a pesar de no conocerse en profundidad. 

Y con el paso del tiempo, comenzarán a aflorar las cuestiones más sensibles para sendos personajes. Por un lado, Mae se esfuerza por tener bajo control su adicción al alcohol y las drogas, pero llega un punto en lo que la reemplaza por su noviazgo. Además debe lidiar con la relación con su madre, Linda, interpretada por Lisa Kudrow, y enfrentar los problemas que la llevaron al peor momento de su vida. Mientras que es la primera vez George está en una relación no heterosexual y no sabe cómo manejar la situación públicamente ni cómo acompañar a su pareja en su lucha contra los excesos.

La historia toca temas delicados sin perder el humor ni el dinamismo. Los dos temporadas cuentas con seis capítulos de aproximadamente veinticinco minutos que dan un pantallazo realista de los problemas de Martin. Y en su segunda entrega, Mae intentará subsanar todo lo que hizo mal en la primera parte y comienza a entender que, para pensar en el futuro, hay que enfrentar el pasado. Todo el proceso al que se somete la protagonista se resume en el título: solo quiere sentirse bien.