Cuentan que Harrison Ford antes de ser una megaestrella de Hollywood se ganaba la vida como carpintero. Cierta vez Francis Ford Coppola le encargó un trabajo en su oficina. Mientras Ford clavaba y martillaba, a metros de él, George Lucas realizaba pruebas para su próxima película. Una noche, carpintero y director coincidieron trabajando y Lucas le dio la oportunidad de probarse para el papel de Hans Solo. Lo demás es conocido. Cuando a Juan Teisaire le cuentan esta historia no puede dejar de sonreír. Es que con Harrison Ford siente que lo unen varios puntos: es carpintero, es actor y está convencido que como repetía el personaje de Indiana Jones que “Si es lo que te gusta, hacelo. Y que nadie te lo quite de la cabeza”.

LEÉ: Contundente comunicado de Mauro Icardi: “Nunca fui infiel”

A Juan la actuación nadie se la quita de la cabeza desde los seis años cuando, en una obra escolar, canto Help de “The Beatles”. Lo que para la mayoría de sus compañeros fue una actividad más, para él fue un shock. “Terminó la obra y yo no podía parar de cantar y bailar. Estaba feliz. No lo sabía pero se estaba prendiendo la llama de la actuación”, recuerda. A esa primera obra escolar en el primario le siguieron otras en el secundario. Grease y un musical con canciones de Queen coprotagonizado con Valentina Zenere -que luego sería parte de los equipos de Cris Morena- son las que más recuerda. Comenzó a tomar clases de teatro y comedia musical a la par que leía a los grandes maestros de la escena como Constantin Stanislavski, Lee Strasberg, Uta Hagen, Michael Chekhov, Sanford Meisner y Stella Adler. Al terminar el secundario se presentó la disyuntiva sobre qué seguir. Decidió seguir su formación teatral pero también se anotó para cursar Administración de Empresas.

A la par de sus estudios universitarios y su formación teatral, Juan seguía con otra actividad: la carpintera. Desde chico había aprendido el oficio junto a su papá. “Me solía despertar con el ruido de los martillazos”, rememora y sigue “para ganar unos pesos comencé a trabajar de carpintero. Hice muelles, pérgolas, de todo un poco”.

Juan se movía entre tablas y clavos pero su sueño estaba en las tablas del escenario. Trabajaba hasta diez horas como carpintero pero sin descuidar su pasión por la actuación. “Me presenté en un casting con otros 50 mil aspirantes para formar parte del programa de formación actoral Cast, que realiza Telefe. Fui uno de los 20 en quedar”, cuenta. Sumó conocimiento y experiencia en teatro pero también en actuación frente a cámara y en comerciales. Entonces le llegó la primera gran oportunidad. “Trabajé en 25 episodios de la primera temporada de Kally's Mashup una serie para Netflix y Nickelodeon. Participé de varios comerciales y formé parte de La Voz, enumera.

Al terminar su participación en la serie, le ofrecieron seguir con una segunda temporada. “Pero sentía que había algo que me faltaba. Quería formarme y vivir en el lugar que no solo tiene los musicales más impresionantes y una de las ofertas teatrales más grandes del mundo sino que era el lugar donde me iban a enseñar todo lo que había leído. Por eso elegí mudarme a Nueva York e inscribirme en el Lee Strasberg Theatre and Film Institute”.

En el mítico instituto donde se formaron actores como Marlon Brando y Robert de Niro, Juan encontró su lugar. “En el 2019 empecé a estudiar. Estaba feliz pero vino la pandemia y tuve que volver a Buenos Aires. Cuando las restricciones se comenzaron a levantar, retomé la carpintería y volví a presentarme en castings. No sabía si quedarme o volver a Nueva York cuando recibí un mail de un profesor preguntándome cuándo regresaba a las clases. Lo sentí como una señal y en el 2021 volé otra vez a la Gran Manzana”. Retomó sus clases en Strasberg y se graduó con honores.

-¿Valió la pena cambiar Administración de Empresas por el instituto de Lee Strasberg?

-Claro que sí. Hoy en día que ya estoy bien posicionado en el mercado actoral de Estados Unidos te puedo decir que si. Pero te mentiría si te digo que nunca pensé ‘La carpintería no estaba tan mal’. Lo que pasa es que la industria del acting es muy intangible. Justamente, carreras como Administración de Empresas tienen una gran parte tangible... 2+2 es 4 para vos, para mí, para el profesor, para la calculadora, para todos. Un plazo fijo te va a dar un interés de tanto por ciento cada mes. Una empresa en pérdida sabe que si sigue por ese mismo camino, en cinco meses, debería obtener ganancia. En la industria del acting nadie te asegura que lo que estás invirtiendo va a dar frutos, una película puede tener millones de opiniones diferentes y si estas en perdida no sabes cuando vas a obtener ganancia. Como dije, es todo muy intangible. Por eso siento que ganar premios es algo con lo que tantos actores sueñan. Porque el sentimiento de obtener un premio es lindo, prometedor y tangible. Hace poco “Cortado”, un cortometraje que escribí, dirigí y en el que actúe ganó Mejor Dirección, Mejor Cinematografía, Mejor Actor y Mejor del Festival en el Festival de Lee Strasberg, en el cual se proyectaron más de 50 películas.

-Siendo latinoamericano ¿resulta sencillo encontrar trabajo de actor en el mercado estadounidense?

-Las oportunidades de trabajo van y vienen y ser un actor internacional tiene varias desventajas. Pero hoy hay muchas más posibilidades de trabajos actorales para los extranjeros. Estamos en un momento donde tener un acento distinto, un rostro diferente, características peculiares, ayuda. A mí me convocaron para roles tan distintos como un asesino serial, un héroe romántico y hasta un chico de Queens que jugaba al básquet.

-¿Qué proyectos estás desarrollando?

- Comienzo a filmar una película con Kevin Corrigan algo que vivo como un sueño cumplido. De chico vi muchas veces Los infiltrados donde él actúa junto a Di Caprio y ahora me toca actuar con él. Además estoy traduciendo una obra del español al inglés, “Guarda con el ángel” y buscando el modo de montarla en Nueva York. Trabajé en New Drugs, bajo la dirección de Rick Elders que se llevó el Premio Emmy al mejor equipo técnico y con la ganadora de America's Next Top Model, Jaslen Gonzalez. Realicé varios cortometrajes como Jungle Rhythms, Two Wrongs , Personal pizza, Before you go, que fueron proyectados en distintos Festivales de Cine y que siguen recibiendo nominaciones al día de hoy.

-¿Qué diferencias se perciben entre el modo de trabajo en Estados Unidos y el de la Argentina?

-Por un lado se podría decir que son más prolijos. Si mandás un mail siempre te contestan ya sea por sí o por no. Si te dicen que te van a llamar, te llaman. Mi manager y mi representante me mandan reportes mensuales de todo lo que están haciendo para impulsar aún más mi carrera, la primera vez que recibí uno no lo podía creer. De la Argentina extraño esa pasión con la que los latinos solemos hacer todo. En Estados Unidos cada tarea, cada rol está muy definido. El actor solo actúa y el iluminador solo ilumina. Eso puede ser muy positivo porque cada uno hace lo que debe hacer pero también se pierde el espíritu de equipo. Acá es impensado que si yo actor veo a un iluminador cargando luces le diga ‘te doy una mano’. No te dejan ayudar. Generalmente, cuando se frena para comer es para comer y no para tomarse un recreo y reírse un rato con los compañeros. Esa camaradería y espíritu de equipo tan latinos acá se extraña. Otro detalle no menor es que en la Argentina uno se debe preocupar por conseguir trabajo, acá además a los extranjeros se nos suma la tensión de tener los visados correspondientes.