Hace 12 años Juan Paya y Nicolás Maiques formaron una dupla teatral imbatible con la que encabezaron Chicos católicos, que fue un éxito de calle Corrientes; La Lechuga, que estuvo en cartelera hasta principios de 2020 y lejos de detenerlos, la pandemia los potenció. Apostaron a los espectáculos vía streaming con Ruidos Molestos y El plan Rodolfo, que tuvieron un gran recibimiento del público, y aunque no estaban en sus planes volver a la presencialidad en lo inmediato, el miércoles 6 estrenaron La Bomba, una comedia dirigida por Gabriel Villalba que tendrá solo seis funciones en la sala Pablo Neruda del Paseo La Plaza.

"El estreno fue soñado, salió todo perfecto. Siempre en un estreno está nervioso, pero después de tanto tiempo tenía como un plus. Me sentí extremadamente bien, muy feliz", explica en diálogo con Noticias Argentinas Paya, quien sobre las tablas interpreta a Marcelo, un hombre que en su primer día de trabajo en una financiera queda encerrado en una oficina junto a una clienta, Zulema (Maiques) y una bomba, y esta combinación lo hace pasar por todos los sentidos.

No es la primera vez que Nicolás encara un personaje femenino, ya que en muchos de los proyectos de la dupla se puso en la piel de Sofía, una mujer que creó inspirada en su abuela. "La dupla Sofía-Juan o en este caso Zulema-Marcelo me hace sentir en casa, en donde siempre estoy porque estamos muy acostumbrados a trabajar juntos", asegura el actor que formó parte de dos de los mayores éxitos de Cris Morena como Rebelde Way y Floricienta.

-¿Esperaron a volver al teatro presencial con el 100% de aforo o fue una coincidencia?

NM: Fue una coincidencia. En agosto hicimos una obra en coproducción con Teatrix, que se llama Dispuestos a todos, que se va a estrenar cerca de fin de año y pensábamos que iba a ser el último proyecto de este año. No pensábamos en hacer teatro porque en un momento se decía que en octubre iban a cerrar todo de nuevo.

JP: También nos dábamos cuenta que entre los actores no había energía para encarar un proyecto teatral. Pero cuando vimos que se reactivaba todo, me acordé de esta obra, que la había escrito para otra dupla antes de la pandemia y finalmente no la hicieron. Me daba pena que quedara encajonada así que se la pasé a Nico y como le gustó, pedí permiso para usarla y la adapté para nosotros.

Ampliar contenido

-Llevan 12 años trabajando juntos y durante la pandemia generaron mucho contenido en las redes y estrenaron dos obras por streaming: Ruidos molestos y El plan Rodolfo. ¿Les costó apostar a la virtualidad?

NM: No, porque para mí hacer teleteatro es como hacer cine o teatro. No hubo tanta diferencia a la hora de grabarlo, la diferencia era a la hora de consumirlo, por eso no sabía cómo iba a reaccionar el público. Pensaba: si nos ven todos los días subiendo contenido en las redes, ¿van a pagar un acceso para vernos? Y me sorprendió porque muchísima gente se copó con nuestro propuesta, porque le pusimos mucho amor para brindar un espectáculo de calidad.

-Ahora que volvieron al teatro presencial, ¿piensan seguir con las dos modalidades?

JP: No sé si con el teleteatro en el que tenemos que vender entradas, como los que hicimos el año pasado, pero sí en una plataforma audiovisual, en la que los suscriptores consumen el contenido que está disponible.

NM: La energía que uno invierte para convocar gente, la dedicamos al teatro presencial. Lo que estamos haciendo con La Bomba es como una degustación y si todo sale bien, hacer temporada durante todo el año que viene.

-En tanto tiempo como dupla compartieron un montón de momentos profesionales y personales, ¿hay alguna desventaja de hacer todo juntos?

NM: Yo creo que no. Surgen roces, obvio, pero sabemos cómo sortearlos. Yo sé lo que piensa Juan, conozco lo mejor y lo peor de él y viceversa. No hay sorpresa de nada y estamos muy bien con eso. Hemos pasado por muchas etapas y ha pasado tanto tiempo que dimos la vuelta, entendemos todo.

JP: Totalmente, si algo pasa, lo hablamos francamente sin tapujos. Después del estreno, muchos me dijeron que se notaba que nos conocemos mucho y eso es una gran ventaja. Hacer una obra los dos solos sabiendo que uno se puede apoyar en el otro es hermoso.

-Hicieron muchos proyectos corales, ¿Cuándo fueron conscientes de que hacían una buena dupla?

NM: No es que antes no hicimos cosas los dos solos porque no confiáramos en la dupla, nos gusta trabajar con más gente. Pero en la cuarentena, como era tan difícil coordinar el tema de los permisos, los horarios y todo eso, decidimos hacer Ruidos Molestos con Pedro, el hijo de Juan, y sentimos la comodidad de no tener que estar lidiando con tantos caracteres o egos.

JP: De tanto que nos lo decían lo empezamos a creer y decidimos explotarlo más. Pero cuando trabajamos con otros artistas, como nosotros somos los creadores de cada proyecto, de alguna manera somos jefes, compañeros y a veces es muy incómodo y a la larga cansa.

-Son un ejemplo de que se puede hacer un éxito teatral sin estar constantemente en la televisión ni generar escándalos, ¿es algo que lograron a conciencia?

NM: No estamos buscando un lugar, nosotros simplemente hacemos. Hay lugares que está sobreestimados y que a nosotros no nos interesan. Vivir del arte también está sobrevalorado. Yo me siento agradecido y afortunado porque vivo del artes desde que era muy chico, porque en medio de una mega crisis Telefe decidió repetir Floricienta, que es una tira en la que participé, y también porque yo tengo muchas opciones, porque no solo actúo, también canto, bailo, compongo, produzco. Pero me parece genial que una persona tenga su "kiosko" y que por las noches haga teatro o televisión gratis. Yo lo único que busco es hacer reír a la gente.

JP: Coincido con Nico y también me parece que muchas veces no hay lugar para caras nuevas porque se buscan resultados inmediatos y se pierden en el camino. El objetivo es la fama o la fantasía de lo que la fama provoca y se pierden el proceso de nutrirse como artista. Para mí ser actor no es salir en la tele o en las revistas, para mí es que hace 15 años todos los fines de semana me subo a un escenario. Nunca necesité la televisión para actuar, es una cuestión de decisiones y de perspectiva. Hay una mirada de que la tele o lo mediático legitimiza la profesión y me parece un error de concepto.