A días de cumplir 45 años, Josefina Pouso disfruta de su mejor versión. A un lustro del quiebre que representó su separación del padre de sus hijas Morena (9) y Helena (5), que la llevó a replantearse muchas cosas que daba por sentadas, cosecha los frutos de un proceso profundo y doloroso, pero que le dio resultados positivos.

Su confianza, seguridad y alegría se ven reflejadas a nivel laboral. Y luego de pasar por el panel de Intratables, A la Barbarossa y LAM, hace un mes que forma parte del equipo de Nosotros a la mañana.

“Estuve durante un buen tiempo como un jugador de fútbol que tiene el pase a su poder, porque pasé por un montón de espacios en los que no había estado nunca y la pasé súper bien. Y finalmente llegó la oportunidad de estar con el Pollo Álvarez, a quien quiero mucho y sentimos mucho respeto el uno por el otro, y un equipo que me hace sentir muy cómoda. Estoy re contenta”, cuenta con humor y destaca que su trabajo actual le permite organizarse mejor en relación a los horarios de las nenas.

En Intratables te tuviste que empapar de información política y ahora, el plato fuerte son los policiales ¿Cómo te llevás con los temas?
-Me resulta menos pesado que lo político, del día a día, que son más simples de abordar. Me siento cómoda y me gusta que no nos estemos peleando. Dentro del equipo discutíamos con mucho respeto, entiendo que pensamos distinto, pero a veces con los invitados se vivían situaciones de destrato, chicanas, que te dejan en alerta. En cambio, al no ser un programa de debate, el magazine es más relajado.

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Estamos en pleno boom de los realities show y vos pasaste Expedición Robinson, uno de los primeros que se hizo en el país, cuando no tenían las repercusiones de ahora con las redes y los programas satélites, ¿qué recordás de esa experiencia?
-Mi mejor amiga me insistió para que me anotara y me parecía interesante el desafío de irte a una isla, ver cómo te arreglás en esas circunstancias, los juegos… eso me gustó. Me inscribió ella y fui pasando etapas, pero justo para las instancias finales estaba de vacaciones en México, no quise adelantar mi regreso, pero me esperaron y me terminé yendo a grabar a Punta Cana. Estuve re poco tiempo, 10 días más o menos, y no fui a jugar. Pensaba que éramos todos amigos, era muy romántica. No me agarró a los 40, me agarró a los 20 (se ríe).

Sin embargo, a los 40 se te ve mucho más plantada, ¿cómo te impactó el cambio de década?
-Para estar parada en este lugar, hay que animarse a romper con ciertos estigmas que uno tiene, que tiene que ver con la educación que recibimos y los parámetros bajo los cuales hay que construir una vida social y familiar. Ser versátil me ayudó a conocer gente que no tenía nada que ver conmigo y vivir la vida con mucha más libertad. Pasé momentos muy difíciles y cumplir 40 fue un momento bisagra en mi vida: durante un año me estuve separando del papá de mis hijas, que fue muy doloroso; me mudé a una casa nueva; cambié a mi hija de colegio. Pasaron muchas cosas que emocionalmente me rompieron y ahora agradezco por la mujer en la que me convertí. En ese momento, para mí era imposible salir adelante y ahora lo veo con felicidad.

Uno de los cambios que asumiste es apostar a otro tipo de vínculos amorosos, más allá de lo tradicional, ¿costó?
-Tuve que rearmarme, repensarme, trabajar un montón para no repetir historias, enfocarme en mis prioridades y romper con el chip de que solo podés ser feliz si estás en pareja. Hay otros tipos de vínculos más allá de eso, como mi maternidad, mis amigas. Y si en algún momento vuelvo a estar en pareja quiero que sea porque tengo tanto que quiero compartir, no porque me falte algo.

¿En qué cosas te refugías?
-Cuando apenas me separé estaba todo el tiempo comparando lo que él podía hacer y yo no, porque mis nenas eran chiquitas. Entonces cualquier cosa que hacía, me enojaba. Sentía que lo hacía porque no me quedaba otra, pero no lo elegía. En cambio, hoy elijo, desde el tiempo con mis hijas, con mis amigas, el que le dedico a mi trabajo, para viajar. Estoy en un momento de mucho goce, porque si no disfruto no lo hago.

¿Cómo te llevás con la culpa? ¿Te costó hacer cosas sola?
-No me costó porque siempre fui muy autónoma e independiente, es algo que me enseñaron mis viejos. Pero en situaciones de estrés, más delicadas, es más fácil desbordarse. Trato que la culpa no me mueva, pero no siempre me sale.

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¿Cómo se llevan las nenas con tu laburo en la tele?
-More (9) lo vivió siempre y para ella es común, pero lo que le pasa ahora y antes no es que sus compañeros le hablen de mí. Ahora registra la repercusión social de que su mamá esté en la tele, de hecho los nenes me dicen que me vieron en tal programa. Con Helena (5) es distinto porque no tenemos tele de aire en casa y no me ve, entonces no tiene mucho registro de lo que hago.

Hablás de las repercusiones de tu paso por los medios, ¿cómo viviste el revuelo que se generó por tu vínculo con Jorge Rial?
-Es un tema del que prefiero no hablar más. Lo viví como lo que fue, porque me manejé como siempre soy. Fui a los programas en los que trabajé, con la gente a la que siempre les di nota. Yo no iba a dejar de ser quién soy porque me habían visto con determinada persona en determinado lugar.

Igualmente opinaron mucho de tu vida y es algo a lo que no estabas acostumbrada.
-Sí, no me siento cómoda en ese lugar, no era mi cometido. Pero no por eso iba a cambiar mi manera de manejarme en los medios, que es el lugar donde hace tantos años trabajo.