Ingrid Grudke lleva más de 25 años trabajando en los medios como modelo, actriz y conductora. Y recién ahora se animó a contar que vivió en sus inicios fue víctima de varias situaciones de acoso sexual. "El hecho de que vos trabajes con tu cuerpo y estés en ropa interior, mostrando lencería o haciendo una situación sexy, un comercial, muchas veces daba derecho a decir 'si esta no tiene problemas en ponerse la tanga, le doy un chirlo en la cola y está bien'", explicó en una entrevista.

Y recordó un mal momento que pasó mientras hacía su trabajo: "En un comercial me pasó... Fue una situación incómoda. Antes era normal, me tocó la cola. Tenía 23 años. En ese momento lo hablé con mi compañero y me enojé varias veces. Ahora todo el mundo lo subraya como una gran cosa pero en ese momento era normal. Hoy a nadie se le ocurriría hacer eso. Está bueno evolucionar".

Lamentablemente, esa no fue la única vez que estuvo incómoda en una sesión de fotos o en un set de filmación. "Era normal hace 25 años atrás. En ese momento, era natural y normal. Los hombres lo están viendo y cuando dejen de defenderse un poco entre ellos esto va a cambiar", concluyó la misionera de 45 años que en los últimos meses se animó a incursionar en competencias de Fit Model.

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Cabe recordar que meses atrás, en una entrevista con Noticias Argentinas, Grudke se animó a hablar sin tapujos sobre sus planes a futuro, que no incluyen la maternidad. "Ser mamá es un deseo y si a los 50 me dan ganas, puedo hacerlo sin llevar un bebé en mi vientre. Está bueno contarlo, porque hoy cambiaron los conceptos ideales de cómo uno tiene que vivir", manifestó. Y dio detalles de los factores que la llevaron a tomar la decisión de no tener hijos.

"A los 18 años me fui de casa, con el permiso de mis padres, para trabajar en Barcelona. Siempre fui muy autónoma e independiente. He tenido parejas por mucho tiempo pero fui muy libre de hacer todo para realizarme, aunque suene egoísta. Como mujer me siento feliz, realizada en un montón de cosas… Antes no podía decir que no tengo ganas de ser mamá, porque era muy fuerte. Ahora lo puedo decir con más tranquilidad, sin sentirme juzgada. Hace veinte años, escuchaba las conversaciones de mis amigas y decía: 'Está bueno, algún día me voy a casar y tener hijos'. Era más fácil decir eso que explicar por qué no quería ser mamá", cerró.