El mal momento de los actores
Poco trabajo e ingresos que no llegan a cubrir la canasta básica. Esta semana se conoció la historia de Pablo Alarcón, que trabaja a la gorra en una plaza porteña y de Jorge Martínez, que está viviendo en La casa del teatro
Elegir una carrera, un oficio o profesión debe ser una de las decisiones más difíciles de la vida, sobre todo cuando se vive en países en los que encontrar un empleo ya es todo un desafío. Están los que piensan en la cuestión económica, los que buscan que tenga una buena salida laboral, los que tienen el mandato familiar de seguir lo mismo que sus padres y los que siguen una vocación sin importar lo que digan los demás. Los abanderados de este grupo son los actores, músicos, modelos y periodistas, entre otros, que lo primero que escuchan al anunciar lo que estudiarán es "te vas a cagar de hambre". Sepa perdonarme la expresión, pero lo dicen así. Y en parte déjeme decirle que un poco de razón tienen. Quizás unos pocos ganen mucho dinero, pero la mayoría tal vez ni siquiera termina trabajando de aquella vocación que apenas quedó en un hobby.
En esta oportunidad voy a hacer foco en los actores. Muchos de ellos se forman en universidades y se reciben con la Licenciatura en Actuación, una carrera que puede demandar 5 años de estudio. Otros hacen cursos en academias o toman clases con grandes artistas que saben transmitir sus conocimientos. Están los que salieron de un reality y, por tener una fama repentina, son convocados para actuar, aún sin saber nada, los que quedaron en un casting por ser lindos y los acomodados de siempre que consiguen trabajar solo por conocer a "gente importante". Ahora, si quiere, súmele a los que triunfan en las redes sociales, aunque a ellos hay que darles un reconocimiento porque algo bueno supieron hacer para lograr el interés del público.
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Al actor, en teoría, le gusta demostrar su arte en cualquier escenario: el teatro under, el subte, en las obras comerciales, el cine o las ficciones de televisión. Claro que para poder vivir de su trabajo, necesita tener continuidad en diversas producciones importantes. Y esto, lamentablemente, es lo que menos abunda.
Ya contamos en otras oportunidades que la televisión de aire decidió no apostar mucho por las tiras o las novelas. Las series para las empresas de streaming van creciendo pero todavía no tanto como en otros países y las películas nacionales que llegan a las grandes salas son contadas con la mano. Lo que sí es un éxito, que volvió con todo después de la pandemia, es el teatro de la Calle Corrientes, aunque claro, es un lugar en donde muchas veces siempre terminan trabajando los mismos, que son habitualmente los que cortan tickets, los que convocan al público. Conseguir un papel en una de las obras importantes es más que complicado para cualquier actor.
La gente suele fantasear mucho con el actor famoso, sobre todo con su economía. Se cree que por haber trabajado mucho en televisión, el cine o en teatro ya son millonarios. Y puede ser cierto, pero en muy pocos casos. Algunos tienen un gran pasar, pero quizás momentáneo. La mayoría debe saber guardar para épocas de vacas flacas o aprender a invertir lo ganado por si el teléfono deja de sonar, expresión que se dice cuando los productores no los convocan. Tener trabajo con regularidad es la gloria para los actores.
Dos casos que conocimos esta semana son los de Pablo Alarcón y Jorge Martínez, grandes artistas que supieron ser protagonistas de innumerables ficciones reconocidas de la televisión, cine y también exitosas obras de teatro. Sin embargo, hoy el presente los encuentra con realidades difíciles a nivel económico.
“Necesito el dinero, mi jubilación de 70.000 no me alcanza y me vinieron más de 17.000 de gas”, dijo Alarcón. Y no son los únicos, piense usted en actores que hace mucho no ve, en qué andarán, qué podrían estar haciendo. César "Banana" Pueyrredón canta en uno de sus temas "Felicidad no tienes dueño, hoy conmigo y mañana por allá. Felicidad parece un sueño, que de a ratos se convierte en realidad. Tal vez es solo un espejismo, apenas llegas, ya te vas sin avisar". le aseguro que si reemplaza la palabra felicidad por éxito o fama, es exactamente lo mismo en este caso. Hoy la ola lleva a alguien a la cúspide y luego... a la orilla.
Claro que muchas veces ciertos actores se comportan de tal manera que pareciera que tienen la vida resuelta, que siempre serán estrellas del firmamento, pero le aseguro que son muy poquitos los que después no se dan el palo. Una vez le preguntaron a Pepito Cibrián sobre los jóvenes actores que no dan notas, y él respondió: "Yo los invitaría a ver el canal Volver, ahí verán a grandes artistas que la gente no sabe quiénes son". Triste, pero real.
Dejo para el final los que, a partir de una ideología manifiesta, consiguen luego puestos o negociados con la política. Pero bueno, de eso hay en todos los rubros, no solo en la colonia artística. Por eso no hago hincapié en ellos. También están los que solo salen a quejarse de los problemas económicos del país cuando gobierna un partido político y no dicen nada cuando la crisis la producen los que ellos defienden, pero bueno, no son todos, es un pequeño grupo que hace más ruido que el resto.
Lo cierto es que hoy los problemas económicos le pegan muy duro a la mayoría de los argentinos, incluso a muchos actores famosos. Porque la fama ayudará a conseguir un mejor papel, una invitación a un restaurante o la palmada en la espalda de alguien. Pero le aseguro que cuando la plata escasea, la fama no sirve para nada. Incluso es más difícil pedir ayuda a los demás, quizás por aquello que cantaba Carlos Gardel en el tango Cuesta abajo: "La vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser".