Con más de veinte años trabajando como artista y docente, Carolina Costas encara dos proyectos completamente distintos e importantes para su carrera. Por un lado, forma parte del elenco de “Santa Evita”, la serie sobre Eva Duarte de Perón basada en la novela homónima de Tomás Eloy Martínez, producida por Salma Hayek, dirigida por Rodrigo García -hijo del escritor Gabriel García Márquez- y protagonizada por Natalia Oreiro. “Hice un casting a fines de 2019 y quedé. Estaba todo listo para grabar en 2020 pero por la pandemia, se tuvo que posponer hasta este año. Ya empezaron el rodaje, pero mi personaje se incorpora en las próximas semanas”, adelanta la actriz en diálogo con Noticias Argentinas.

Y aunque por un acuerdo de confidencialidad no puede dar detalles de cómo será su personaje, asegura que le entusiasma ser parte de un proyecto en el que las mujeres son protagonistas. “Está buenísimo que la historia tenga personajes femeninos tan fuertes. Más allá de las actrices que las interpretan, son roles interesantes, porque por lo general los roles de la mujer no son protagonistas, son satélites del hombre, ‘amantes de’, ‘mujeres de’, ‘madres de’. Creo que eso va a marcar la diferencia”, detalla.

En paralelo, Costas lleva meses trabajando en un proyecto autogestivo, “La vida que me parió”, una serie sobre una actriz de mediana edad que, cansada de no dar con un éxito que la consagre, decide convertirse en influencer, que se estrenará en octubre en el Festival de Cine Ambiental. “Cuando empecé a ver que para distintos proyectos artísticos no convocaban a actores que no tuvieran determinada cantidad de seguidores me enojé. Y de esa irritación surgió esta sátira que desde que la pensamos junto al guionista y director Gonzalo Acosta -quien también es su pareja- no paró de crecer”, cuenta con entusiasmo y señala que se trata de un proyecto “ecofeminista”, porque “busca el respeto de todos los seres, ya sea las personas, los animales y la naturaleza, y empoderamiento femenino”. Y agrega: “Lo de las redes sociales es algo simbólico a esto que está pasando en los medios, que es preferible hacer un quilombo a trabajarse como artista, que requiere autoconocimiento, cuidado, valoración, autogestión, requiere un buen manejo de las emociones”.

Pero con el paso del tiempo, pudo dejar de lado los prejuicios que tenía hacia las redes sociales y encontró la forma de usarlas para comunicar sus creencias. “Como en 2020 no podíamos grabar, comenzamos a subir videos a YouTube y a Instagram, canciones a Spotify y así empezaron a subir los seguidores. También se sumaron emprendimientos feministas y veganos, como una marca de copitas menstruales y otra de ropa sustentable. Me di cuenta de que empecé a hacer cosas que hacen los influencers, así que dejé de pelear, porque me di cuenta que sirve para ayudar a la gente”, se sincera.

Tanto en la serie como en su canal de YouTube aborda desde el humor temas de actualidad, como los problemas ambientales, el cuidado de la salud y la espiritualidad. “Hacemos contenido desde el humor, porque el humor es una forma de generar conciencia”, señala Carolina, quien integra el Colectivo de Actrices desde sus inicios y forma parte de la comisión de Eco-misión: “Tuve mis idas y vueltas con el colectivo. Me empecé a interesar más en lo ambiental, porque entiendo que sin tierra no vamos a poder enfrentar ninguna lucha. Algunas no lo entendían, pero finalmente pudimos y estamos involucradas en un montón de temas de terricidio, como lo que ocurre en Andalgalá, Catarmarca, donde los pueblos no tienen agua y generalmente las mujeres pobres son quienes más lo sufren”.

A través del arte, no solo encontró la forma de manifestar sus ideales, sino que también es una herramienta que la ayuda a lidiar con dolores del pasado. “En una de las clases que daba sobre desbloqueo para actores, una alumna habló de un abuso sexual que sufrió de pequeña y reavivó en mi el recuerdo de que yo también fui victima de abuso en mi infancia. Era algo que creía sanado, pero. Removí el dolor, como mi entorno negó y se desentendió de esto, la soledad y el aislamiento”, explica en referencia al cortometraje “El tesoro de aurora”, que fue el primer proyecto audiovisual que impulsó y que quedó seleccionado para competir en el Festival de Cine de Mar Del Plata. Y concluye: “El arte es una forma de sanar”.