Con una larga trayectoria como actor, guionista y director, Alejandro Maci asumió uno de los mayores desafíos de su carrera: estar a cargo de la dirección y la producción artístico de Santa Evita. La ficción basada en la novela homónima del escritor argentino Tomás Eloy Martínez, sigue la intrigante historia del cuerpo embalsamado de Eva Perón después de su muerte, el cual se mantuvo a la espera de ser enterrado durante tres años para la construcción de un monumento que nunca se concretó.

Con la producción ejecutiva de Salma Hayek, Pepe Tamez y Rodrigo García -hijo del escritor Gabriel García Márquez-, de la mano de Non Stop y  Star Original Productions, Maci se dio el lujo de trabajar con un dream team, compuesto por Natalia Oreiro, como Eva Perón; Ernesto Alterio, como el Coronel Moori Koenig; Diego Velázquez, como Mariano; Francesc Orella, como el Dr. Pedro Ara; y Darío Grandinetti, como Juan Domingo Perón. Y el 26 de julio, día en el que se cumplen 70 años del fallecimiento de la exPrimera Dama, la serie de siete capítulos estará disponible en la plataforma Star+.

"Estamos todos muy expectantes y también muy en vilo, pensando que la serie llegue a manos, ojos y oídos del público. Para eso la hicimos durante largo tiempo, con tanto cariño y tanto cuidado. Deseamos que todos queden tan magnetizados por este rarísimo thriller que compromete a la historia argentina, deseamos que a la gente la atrape tanto como a nosotros", manifestó el cineasta en diálogo con Noticias Argentinas

¿Cómo llegaste al proyecto?

-Me convocaron. Rodrigo García ya estaba trabajando en el proyecto, adaptando los libros con Marcela Guerty y Pamela Rementería; Disney estaba desarrollando el proyecto y Nonstop produciéndolo y todos ellos me convocaron. Yo ya había leído la novela y me parecía extraordinaria, con lo cual solo el desafío de este relato me parecía muy atrapante y atrayente.

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¿Qué condimento especial tiene que una historia tan importante para los argentinos se vea en todo el mundo por la plataforma Star+?

-El abordaje que hemos hecho no es localista en ningún aspecto y, al mismo tiempo, tampoco tuvo un abordaje localista el relato original que Tomás Eloy Martínez escribió, dado que es una novela que tuvo un éxito feroz fuera de la Argentina, que quizás es la novela argentina más difundida en el mundo, traducida en más de 40 idiomas. Es decir, ya el episodio completo una vez que Eva murió y se embalsamó su cadáver, las vicisitudes que corrió son tan extraordinarias, tan únicas en su género que constituyen un policial magnífico. Esperemos que la serie despierte en el público tamaño interés.

¿Cómo abordaste la construcción de un personaje como Eva, que a lo largo de la historia, además de ser un símbolo político importante, despierta amores y odios, con una protagonista como Natalia Oreiro?

-Primero que nada, trabajando mucho sobre el personaje. Nosotros hemos tenido una gran detención durante la pandemia que hemos aprovechado para seguir trabajando, seguir ajustando libros, viendo aspectos constructivos del personaje. Sobre todo para desemblematizar a Eva, poder pensarla mujer. Porque para nosotros que somos de este lugar, en el que está tan presente, el hecho de poder construir los aspectos menos vistos de Eva, como su intimidad, su relación conyugal, su intimidad laboral, lo que no se veía, lo que no era público tuvo que generar un montón de apuestas por las que fuimos tomando grandes decisiones, habiéndolos discutido muchísimo previamente entre nosotros.

Una de las cosas más interesantes de la serie es ver una mujer tan fuerte con sus puntos débiles y su relación con Perón, ¿Cómo fue la química en el set entre Natalia y Darío Grandinetti?

-Fue extraordinaria y esas son cosas que no se pueden prever. Uno llama a un excelente actor como Darío y a una excelente actriz como Natalia, pero después -por más que los actores entre sí tengan buen vínculo- uno no sabe cómo va a ser la química en el set con esos personajes, con esos vestuarios, en ese contexto. Se potenció mucho más de lo que hubiéramos esperado. Fue muy placentero el trabajo y muy arduo. También fue arduo para ellos. Natalia es una trabajadora incansable, trabajadora, estudiosa. Se ha comprometido en lo más hondo de su espíritu en esta búsqueda y en apropiarse de Eva. Es un personaje que va a dar que hablar porque es conmovedor lo que ella logra.

¿Antes de hacer la serie tenías un concepto de Eva que cambió al meterte en su historia en profundidad, o la Eva que vamos a ver en la serie es la imagen que tenías previamente?

-De ninguna manera, la imagen que tenía de Eva cambió completamente. Me dediqué a estudiar sobre ella. Tenía un conocimiento que no era el que tuve en profundizar con lecturas, discusiones, visualizaciones y reflexiones. Uno apunta a querer entender más por qué alguien es como es, por qué opera como opera, desea lo que desea y se juega por lo que se juega.

¿Qué fue el descubrimiento más grande que tuviste o lo que más te conmovió?

-Ver aspectos que Eva tenía de Eva mucho antes de serlo. Conocer su vida anterior, sus elecciones, sus riesgos. Era una mujer que se había puesto en riesgo antes de ponerse en riesgo.

Vos como director también asumís un riesgo al abordar un personaje tan importante.

-Sin dudas, pero es una posición inexorable. Cuando uno hace un trabajo, se expone. Y como los actores se exponen frente a la cámara, yo me expongo detrás.

¿Sentís que les jugó a favor haber parado por la pandemia?

-En un primer momento nos deprimimos, nos frustramos y temimos que Santa Evita nunca saliera a la luz, porque dijimos: "Todo es tan complejo, con actores que vienen otros países, ¿se podrá?". Todavía no había vacunas... Pero al margen de eso, quizás para aferrarnos al proyecto lo seguimos trabajando en el momento de la parálisis y eso yo creo que está filmado.

¿Tiene otro sabor ver la serie terminada, después de dos años tan difíciles para la industria?

La verdad es que sí. Yo creo que uno de los aspectos, extras del proyecto, que más nos ha unido a todos es decir: "Fue posible, aquí está".