Una triste noticia sacude a Hollywood: Sidney Poitier murió a los 94 años. Eugene Torchon-Newry, director general interino del Ministerio de Relaciones Exteriores de las Bahamas confirmó la noticia y aunque no detalló cuáles fueron las causas de su fallecimiento, se lamentó por haber perdido a "un gran bahamense".

Nacido el 20 de febrero de 1927 en Miami, Estados Unidos, mientras sus padres estaban de viaje, Poitier tuvo una vida difícil, ya que para colaborar con la economía de su hogar tuvo que empezar a trabajar a temprana edad. Fue peón, lavaplatos y en 1943 logró ingresar al cuerpo médico del Ejército estadounidense tras mentir su edad. 

Prestó su servicios para la Segunda Guerra Mundial y a su regreso, se metió en el mundo de la actuación. Sus primeros pasos como artista los dio nada menos que en Broadway y en 1950 hizo su debut en la pantalla grande con No way out, una película dirigida por Joseph L. Mankiewicz. Sidney no tardó en destacarse en el ambiente artístico, pero tuvo que derribar varios prejuicios por el color de su piel.

Aún así, Poitier se convirtió en una estrella de Hollywood, siendo uno de los primeros actores afroamericanos en besar a una actriz blanco y el primero en ganar un premio Oscar en 1964 por su trabajo en Los lirios del valle, de Ralph Nelson. La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood lo había nominado en 1958 Fugitivos, pero no se llevó en galardón, y en 2002 lo reconoció con un Oscar Honorífico por "representar con dignidad la industria del cine".

"Acepto el galardón en memoria de todos los actores y actrices afroamericanos que trabajaron antes que yo y en los que puede apoyarme. Dedico mi amor y mi agradecimiento a mis esposa, mis hijos, mis amigos, mi representante y al público que ha confiado en mi juicio como actor y realizador y que me ha apoyado durante tantos años", manifestó emocionado.

A lo largo de su carrera participó en más de 50 películas, entre las que se destacan En el calor de la noche (1967), Rebelión en las aulas (1967), Adivina quién viene esta noche (1967). "El tipo de negros que aparecían en pantallas siempre era negativo, payasos, mayordomos, verdaderos marginados. Este era el contexto cuando yo llegué hace 20 años y elegí no formar parte de los estereotipos. Quiero que cuando la gente salga del cine sienta que las vidas los seres humanos son importantes. Esta es mi única filosofía sobre las películas que hago", declaró en una entrevista.

También fue escritor, dirigió películas como Sucedió un sábado (1974), Let's Do It Again (1975) y Locos de remate (1980) y fue embajador vitalicio de Bahamas en Japón. Para muchos artistas que lo sucedieron, fue un ejemplo por la forma en la que se ganó un lugar destacado en una industria "manejada por blancos".