Raffaella Carrà, la reconocida presentadora y cantante que trascendió las fronteras de su país y conquistó España y América Latina con su carisma, murió este lunes a las 16.20, hora italiana.

"Raffaella nos ha dejado. Se fue a un mundo mejor, donde su humanidad, su inconfundible risa y su extraordinario talento brillarán para siempre", anunció Sergio Japino, su pareja a través de un comunicado de prensa. Y explicó que la animadora tenía una enfermedad que "hace un tiempo había atacado su cuerpo menudo, pero lleno de energía".

"La suya era una fuerza imparable, que la ha impuesto en la cima del sistema estelar mundial, una voluntad de hierro que nunca la ha abandonado hasta el último momento, asegurándose de que nada de su profundo sufrimiento se filtrara. Un gesto más de amor hacia su público y hacia quienes compartían su afecto, para que su calvario personal no perturbara su brillante recuerdo", destacó y definió a Carrà como "una mujer fuera de lo común pero dotada de una simplicidad sorprendente, no tuvo hijos pero sí -decía siempre- tenía miles de ellos, como los 150 mil hechos para adoptar en una distancia gracias a 'Amor', el programa que más se quedó en su corazón". Hasta el momento no se sabe cómo, cuándo ni dónde se llevará a cabo el funeral, pero Lapino reveló que Raffaella pidió que sus restos estuvieran en un ataúd simple y que sus cenizas descansen en una urna.

Raffaella Maria Roberta Pelloni nació el 18 de junio de 1943 en una familia de clase media de Bolonia. Descubrió su vocación en su infancia y a los ocho años comenzó a estudiar en la Academia Nacional de Danzas. Un año más tarde tuvo un pequeño papel en la película "Tormento del passato" y desde entonces no paró de estudiar con la idea de convertirse en una estrella.

El cine no había cumplido con sus expectativas, motivo por el que se animó a dar sus primeros pasos como actriz de televisión. Y en la década de 70 sacó a relucir su perfil de conductora, que la terminó llevando a la cima. Con el pelo rubio y corto, vestuarios extravagantes, Raffaella siempre se caracterizó por ser una transgresora. 

Llevaba un tiempo al frente de "Canzonissima", un show nocturno en el que se desempeñaba como actriz y bailarina, cuando tomó notoriedad en toda Italia por salir en televisión abierta luciendo un atuendo que dejaba a la vista su ombligo, algo poco habitual en la época.  Y sus canciones "Tuca Tuca" y "A far l’amore comincia tu" generaron controversia por su contenido sexual. Y en proporción a la indignación del público italiano más conservador, los jóvenes y televidentes de otros países comenzaron a identificar a la artista como una referente de la libertad, en todo sentido.

 Así fue cómo, luego de aparecer en el programa español "¡Señoras y señores!" tomó más notoriedad en el público hispanohablante y se animó a lanzar una compilación de sus canciones más populares cantadas en español. Su trabajo fue tan bien recibido que la Televisión Española le ofreció tener su especial "La hora de Raffaella Carrà". Y con semejante éxito, en 1978 viajó por primera vez a América Latina. Recorrió los programas de televisión más importantes, llenó estadios con su música y se ganó para siempre el corazón su público en gran parte del continente. 

Ese mismo volvió a la conducción en Italia con "Ma che sera" y redobló la apuesta con la apertura de su show, que llevaba el mismo nombre y tenía un claro mensaje sexual y totalmente revolucionario. Y en 1983 llegó el mayor éxito su carrera con "Pronto, Raffaella?", un programa de entretenimientos que iba al mediodía y proponía diferentes juegos con los televidentes y concursos telefónicos. Tan innovador y exitoso fue el formato que fue tomado como referencia para grandes producciones y en la Argentina lo llevó adelante nada menos que Susana Giménez, quien se convirtió en "la diva de los teléfonos" por el ciclo "Hola, Susana".

Al igual que muchos cantantes populares, Raffaella protagonizó su propia película musical en la Argentina. Con un equipo conformado por trabajadores italianos y argentinos en 1980 se estrenó "Bárbara", una comida romántica que protagonizada por la cantante y Jorge Martínez como galán que no tenía un gran argumento. Pero más allá de las fallas del guión, la rubia pudo desplegar toda su frescura, simpatía y talento que la llevaron a ser un ícono de la década para los argentinos.

El paso del tiempo no cambió en absoluto su espíritu libre, su fortaleza y la tenacidad con la que encaró cada uno de los proyectos. Tampoco el compromiso implícito que tomó desde sus inicios con los temas que abordó en sus canciones, desde el sexo, el disfrute y la sensualidad, hasta su ferviente apoyo a la comunidad LGBTIQ+. Y a pesar de ser un súper estrella, siempre fue muy celosa de su vida privada. Se le conocieron unos pocos romances y dos grandes amores: el autor musical Giani Boncompagni y el coreógrafo y director Sergio Japino, quien la acompañó hasta el último momento.

En 2016, la diva anunció su retiro de la televisión para darle lugar a nuevas figuras. "Yo he tenido tanto en la vida. Ahora es el momento de dar paso a las nuevas generaciones", manifestó públicamente y desde entonces se alejó un poco del medio. El último año, a raíz de la pandemia no fue nada fácil para ella. "He tenido y tengo mucho miedo. No salgo y por eso este 2020 se ha convertido en un año sabático. El 31 de diciembre hay que romper todo. Lo haré en privado en mi terraza, a costa de llamar al albañil al día siguiente", contó en una entrevista. Y explicó: "En poco tiempo me vi dos veces en las noticias. Me dije a mí misma: oh Dios mío, qué pasa. También pensé: la tercera vez dirán que estoy muerta. Y toqué hierro". Su muerte fue tomada por sorpresa por sus fanáticos de todo el mundo, a quienes hizo bailar y cantar al ritmo de sus canciones y los acompañó a lo largo de su vida.