La moratoria previsional, el decadente discurso presidencial en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso Nacional, las amenazas narco en Rosario y las declaraciones del Ministro de Seguridad de la Nación –confesando la victoria del narcotráfico- fueron el perfecto resumen de un país invadido por la más absoluta mediocridad.

Con la aprobación en la Cámara de Diputados (ya contaba con la media sanción de la Cámara Alta) de la ley de Moratoria Previsional estos días se ha permitido a unas 800.000 personas poderse jubilar sin los aportes correspondientes. Esto implica un gasto adicional de unos 750.000 millones de pesos, lo que calculado sobre la esperanza promedio de vida de un jubilado esta ley ha hipotecado aún más el sistema jubilatorio: 56.000 millones de dólares serán necesario para abonarle a cada uno de estos nuevos jubilados por el resto de sus vidas. Los números son escalofriantes.

Luego de este despilfarro previsional, la semana se topó con las palabras del presidente Alberto Fernández, discurso este cargado en exceso de números sesgados, de ataques verbales a los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (dos de ellos presentes en el Congreso Nacional) y un sinfín de palabras que sellaron dos horas de palabrerío donde hubo grandes ausentes: la inflación y la inseguridad. Solo nombró ambos flagelos para responsabilizar por los mismos al propio Poder Judicial. Todo parecía un gran delirio.

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Los disparates parecían no tener fin. La familia de Lionel Messi recibió amenazas en la ciudad de Rosario, episodio que logro desatar un cimbronazo político. Lo llamativo (y más preocupante de todo) han sido las declaraciones del Ministro de Seguridad de la Nación: “Los narcos han ganado”.

La semana finalmente termino con un ingrato aniversario que nos recuerda algunas causas de la decadencia argentina: el 4 de Marzo se cumplieron 21 años de la implementación de las retenciones agropecuarias. Este esquema (creado como un sistema de recaudación transitorio justificado por la crisis del 2001) ha logrado recaudar desde aquel momento hasta hoy cerca de 175.000 millones de dólares. Sin embargo no parece haber sido suficiente para que la pobreza no escale: en este mismo período se han sumado a las tristes estadísticas unos 4 millones de pobres.

Hasta que la política no comprenda que la crónica decadencia argentina se combate con instituciones fuertes, el respeto a la Justicia y la defensa insoslayable del derecho de propiedad, días como los vividos recientemente serán cada vez más frecuentes y el futuro será cada vez menos digno para todos.