Como parte de la gestión del ministro de Economía, Sergio Massa, la tan esperada medida a los sectores que más lo necesitan llegó en forma de Refuerzo alimentario o en forma de Super IFE. 

De un borrador que diseñaba un refuerzo de 30 mil pesos en tres pagos, la purga de Massa mediante controles y requerimientos improbables redujo la cantidad de "supuestos" beneficiarios a cambio de incrementar el pago en 45 mil pesos en dos pagos.

Ahora bien, desde el lunes 24 de octubre las 400 oficinas de Anses en todo el país abrieron sus puertas para recibir con esperanza a millones de personas que anhelan este refuerzo y se encuentran en extrema vulnerabilidad.

Lo que no esperaban los más necesitados, era la cantidad de barreras y de requerimientos que este refuerzo conlleva.

Como requisito etario, el refuerzo contempla argentinos de 18 a 64 años. Con esto, los 4 millones de jubilados que perciben una mínima paupérrima, siguen esperando recobrar una buena calidad de vida.

Por supuesto que 12 millones de trabajadores registrados, monotributistas, autónomos, trabajadoras de casas particulares y monotributistas sociales, seguirán sufriendo la desesperanza de estancar sus ingresos con una inflación que día a día, pulveriza sus ingresos y se asombran como el Estado les hace la vista gorda.

Los beneficiarios de las prestaciones de la seguridad social como, Prestación por Desempleo, Potenciar Trabajo, Beca Progresar, Asignación por Embarazo para Protección Social, AUH, SUAF y Programas Sociales (tanto nacionales como provinciales o municipales) o quienes tengan hijas y/o hijos que perciban la Asignación Universal por Hija e Hijo o Salario Familiar y tarjeta alimentaria se agrupan de a millones por el bono que no les va a tocar.

Asimismo, titulares registrales de inmuebles o rodados o bien, algún plazo fijo o que tengan alguna billetera electrónica o consumos con tarjeta de crédito o débito en los últimos 6 meses, por más situación de desempleo o pobreza, no serán acreedor de este refuerzo.

Y por último, la frutilla del refuerzo deja afuera a los que tienen la bendición de tener una obra social y por supuesto una prepaga.

Los que nos dedicamos al análisis de las políticas públicas nos preguntamos: ¿Quién cobra este refuerzo?, Y de ser así, ¿Cómo se anotician del mismo?

Sabemos que la paz social se compra con plata del Estado a costillas de los que laburan diariamente y se sacrifican para mejor su calidad de vida, pero la creación de un refuerzo imaginario pensado para calmar las masas, ya llegó en forma de acido a las gargantas de los gerentes de la pobreza.

Como medida electoralista a 6 u 8 meses de las elecciones generales en gran parte del país, el creador de este refuerzo que no refuerza nada, por el contrario, ilusiona y deja volar la imaginación de millones de argentinos en situación de indigencia y extrema pobreza, de obtener a dos meses de un diciembre caliente, una ayuda que solo queda en el imaginario de los políticos de turno.

(*) - Juan Pablo Chiesa es abogado laboralista y especialista en Empleo y Políticas Públicas.