Cada informe de inflación resulta ser un duro golpe para el Gobierno. Esto no es nuevo, pero lo cierto es que la fragilidad de la economía, la crisis política que reina en el oficialismo y las dudas por lo que pueda ocurrir en la Argentina en los próximos meses hacen que cada golpe resulte más duro.

Nuevamente los datos fueron estruendosos: la inflación de abril según el INDEC fue del 8,4%, lo que implica que el primer cuatrimestre del año acumula una suba de precios del 32% y el impacto inflacionario en los últimos 12 meses ha sido del 108,8%, datos que no tenían esta magnitud (en su medición mensual) desde abril de 2002, hace unos 21 años atrás.

La Argentina no parece salir de su decadencia crónica. Lo que más preocupa de esta medición (cuestión que ya venía ocurriendo desde hace mucho tiempo) son los datos que arrojan las mediciones de algunos rubros, entre ellos por supuesto el más sensible: alimentos y bebidas no alcohólicas.

LEE: Los reclamos K, las exigencias del FMI y la inflación presionan a un gobierno al que "no le entran más quilombos"

Los alimentos nuevamente fueron la noticia del informe de inflación. Solo en abril los mismos tuvieron un incremento del 10,1%. De igual manera cuando uno analiza el primer cuatrimestre del año, mientras que la inflación general fue del 32%, los alimentos sufrieron subas en orden al 41,2%: en el Conurbano los datos fueron aún peores, los mismos se incrementaron durante los primeros cuatro meses del año un 42%. Los datos no mejoran cuando uno abarca los últimos doce meses del año: la inflación en alimentos en el último año fue del 115% (118,6% en el Conurbano).

Los alimentos no son el único rubro sensible donde los aumentos superaron la inflación general: el rubro prendas de vestir y calzado siguió la misma suerte, donde los aumentos se ubicaron muy por encima de la media.

En un año electoral, el kirchnerismo sabe que con estos datos de inflación imaginar vencer en una elección es imposible. No porque los argentinos no hayamos aprendido luego de la salida de la Ley de Convertibilidad a vivir con inflación, sino porque este impacto inflacionario en alimentos y en vestimenta no es otra cosa que el golpe más letal a aquellos que menos tienen y que destinan cada peso de su esfuerzo a intentar llevar cada día a su mesa un plato de comida. El oficialismo parece haber terminado de pelearse con aquellos a los que a cambio de un voto, alguna vez les prometió una heladera llena y una parrilla encendida.

LEE: Nuevo paquete antiinflación: baja de tasas de tarjetas de crédito, alivio fiscal para pymes y nuevo rol para el Mercado Central