El Gobierno busca avanzar con una política de apertura comercial que incluye la reducción de aranceles a importaciones y la flexibilización del acceso al mercado de cambios. Esta medida, implementada por el Banco Central, permitirá a las empresas acceder al mercado de divisas en 30 días, en lugar de los 60 días anteriores, lo que evitará que el Estado pierda una recaudación estimada en $500.000 millones por el vencimiento del impuesto PAIS.

Sin embargo, la industria local enfrenta grandes desafíos. Tres fábricas petroquímicas ya cerraron sus puertas o se reconvirtieron, mientras que al menos 10 empresas textiles están en riesgo. La baja de aranceles, aunque beneficia a algunos sectores, pone en jaque a la producción nacional. Según fuentes empresariales, el Gobierno ya ha comunicado que más productos serán alcanzados por esta medida en el futuro.

Además, la agenda comercial incluye el posible cierre del acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea, previsto para la cumbre del G-20 en noviembre. Este pacto, firmado en 2019 pero nunca implementado, podría ser la primera gran iniciativa de la administración de Javier Milei en el plano internacional. 

Aunque el campo ve con buenos ojos este acuerdo, varios sectores industriales, como la Unión Industrial Argentina (UIA), piden condiciones equitativas para competir con países que no exportan impuestos.

El contexto económico también está marcado por el inminente fin del impuesto PAIS, que dejará de aplicarse a las importaciones a partir del 24 de diciembre. Ante este escenario, el Banco Central decidió adelantar el plazo de acceso al mercado de cambios para las importaciones. 

Según el ex titular de la Aduana, Guillermo Michel, esta medida es clave para evitar una pérdida significativa en la recaudación tributaria. Se calcula que sin esta reducción de plazos, el Estado dejaría de percibir alrededor de $500.000 millones hacia fin de año.

En medio de estas transformaciones, la industria argentina se encuentra en estado de alerta. Los empresarios observan con preocupación la progresiva apertura de las fronteras comerciales, que amenaza la competitividad de los sectores más vulnerables ante la llegada de productos importados con menores costos y menos cargas impositivas.