La pandemia de coronavirus tomó por sorpresa a todo el planeta y obligó a la mayoría de los sectores de la economía a modificar sobre la marcha las modalidades de trabajo, con la utilización de tecnologías que permiten las conexiones remotas para continuar las tareas sin riesgos de contagio.

En el caso de la alta dirección de la Administración Pública Nacional (APN) de la Argentina, el teletrabajo tuvo que adoptarse con una escasa planificación previa, al punto que solamente el 8% de sus integrantes realizó alguna clase de capacitación y en un 83% de los casos se considera que la calidad del trabajo se resintió, tanto por las dificultades de acceso a la infraestructura necesaria como a la superposición de tareas propias del ámbito familiar.

Las conclusiones forman parte de una investigación de Gonzalo Diéguez y Demián González Chmielewski, director y coordinador de Gestión Pública, respectivamente, del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC).

Junto con la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) y el Centro de Desarrollo y Asistencia Tecnológica (CEDyAT), la entidad realizó una encuesta entre 280 directivos de Presidencia, Jefatura de Gabinete y los 20 ministerios del gabinete nacional, en la que comprobó que hubo una escasa capacitación para adaptarse a las nuevas modalidades de trabajo remoto y que, además, la gran mayoría se vale de dispositivos tecnológicos propios.

“Las capacitaciones para el trabajo remoto solo alcanzaron a un 8% de los equipos de trabajo. Esto muestra que tanto los/as directivos/as públicos como los equipos de trabajo abordaron la nueva experiencia de trabajar a la distancia sin procedimientos estructurados ni conocimientos previos brindados por el Estado”, puntualizaron.

También señalaron que “en su mayoría desconocen protocolos para el regreso al trabajo presencial”, ya que “solo 24% de quienes fueron encuestados –y por ende sus equipos- recibió preparación para ello y los protocolos o preparaciones implementadas refieren a temas de higiene y salud, pero no a cuestiones de gestión, coordinación y aspectos operativos”.

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Teletrabajo a los ponchazos: el 92% de los altos cargos de la Administración Pública no se capacitó para las nuevas modalidades

Por otra parte, manifestaron que “casi la totalidad de las personas encuestadas se apoyó en el sistema de Gestión Documental Electrónica (GDE) y en cuentas institucionales o propias de mail, Whatsapp y videoconferencias” y “menos del 25% utiliza dispositivos provistos por el Estado”.

De esa forma, indicaron, “la posibilidad de llevar adelante el trabajo parecería depender en gran medida de infraestructura que proveen ellos mismos”.

En cuanto a la penetración del trabajo remoto es alta para directivos públicos (45%, sin contar asistencia parcial y licencias) y más aún para sus equipos de trabajo (73%), mientras que “solo el 3% de los equipos de trabajo a su cargo asisten presencialmente”.

“Más de la mitad de los directivos desempeña tareas de cuidado en su hogar, en su mayoría de niños, “un promedio de 4,76 horas para mujeres y de 4,63 para varones, mientras que las de mantenimiento del hogar requieren un promedio de 3,41 para las mujeres y 3,01 para varones”, se precisó en la investigación.

En consecuencia, indicaron Diéguez y González Chmielewski, “el 95% de los encuestados mantuvo o aumentó su carga de trabajo” y “el 61% del total vio un aumento de la carga con la modalidad de trabajo remoto”.

Asimismo para un 83% de los encuestados la calidad del trabajo se mantuvo o se redujo, debido principalmente a “superposición de tareas laborales y del hogar y cuidados de personas, condiciones desiguales de acceso a infraestructura tecnológica y condiciones familiares distintas”.