Sin interés privado ni apoyo del sector público Garbarino se acerca al concurso de acreedores
Varios ejecutivos de la empresa renunciaron y se fueron a trabajar a otras compañías mientras que al dueño, Carlos Rosales, se le terminan las opciones y el tiempo le juega en contra.
“Cada vez quedamos menos” afirma el delegado Emiliano Iglesias. Un trabajador, con muchos años de antigüedad en la empresa más tradicional de venta de electrodomésticos, que todas las semanas brega por cobrar una cuota de su salario que Garbarino le adeuda desde hace varios meses.
“A la partida del histórico gerente general de la empresa, Carlos García, hay que sumarle la de ejecutivos de Ventas, marketing y publicidad con muchos años en Garbarino y en Compumundo. Hace rato que venían ofreciéndose a otras empresas y en el caso de García lo contrató Newsan”, afirmó Iglesias que ante la falta de pago de los salarios de las seis empresas del Grupo se ha convertido en experto en cuestiones laborales.
“En el último mes cerca de 30 trabajadores se cansaron y se consideraron despedidos o enviaron telegramas de renuncia. Muchos de ellos ocupaban puestos de vendedores en los salones que hoy permanecen cerrados o que fueron devueltos a los shoppings donde estaban ubicados para venta al público”, explicó Iglesias.
En el sindicato de Comercio, voceros de Armando Cavalieri, expresaron a NA que “la devolución de dinero de AGIP a Garbarino alivió levemente la situación financiera y se pudo cumplir con algunas de las obligaciones que la empresa le debe a los trabajadores pero aún hay empleados en relación de dependencia que no cobraron sus sueldos de mayo en adelante y mucho menos el bono y el aguinaldo correspondientes”.
El otro sindicato que tiene injerencia en las negociaciones es Camioneros de Pablo Moyano. Según lo expresado por sus voceros “tenemos más de 200 trabajadores del centro logístico de La Tablada que todavía no vieron un peso de los sueldos de Julio, Agosto y el aguinaldo”. En Camioneros reconocen que “la gente no aguanta y algunos se van de la compañía a trabajar de lo que salga desde repartidores hasta de conductores de Uber”.
Lo que sucede es que las noticias no son alentadoras para el futuro próximo del Grupo Garbarino integrado por la tradicional casa de electrodomésticos y, también, por Compumundo; Garbarino Viajes; Digital Fueguina; Tecnosur y la financiera Fiden. Un total de 3800 trabajadores y un equipo de ejecutivos que comenzaron a emprender la retirada y dejaron más solo a Carlos Rosales.
El martes 14 de septiembre, Carlos García, gerente general de la empresa, les envió un mail de despedida a los trabajadores de la cadena con los que compartió tareas durante más de dos décadas. “Cierro un ciclo de muchos años. Quisiera agradecer a todos por el apoyo que me brindaron durante mi trayectoria. Reconozco el esfuerzo, las ganas y la actitud que han puesto para que Garbarino crezca y sea reconocido. No quiero dejar de reconocer el alto nivel de adaptabilidad que han desarrollado no solo debido a los cambios por el mundo digital, sino por la fortaleza en la venta de servicios. Empiezo un camino en el que no voy a olvidar las cenas y los desayunos de trabajo, y todo lo que ustedes me enseñaron”, agradeció García que se mantuvo en su puesto de dirección luego de la salida de los hermanos Garbarino cuando se produjo la venta del 100% del Grupo al protesorero de San Lorenzo y dueño del grupo asegurador Prof, Carlos Rosales.
La partida de García y otros integrantes del management del Grupo coincidió con el nulo interés registrado en el remate del paquete accionario de Compumundo. No hubo interesados en adquirir el 51% del paquete accionario puesto en subasta con el fin de recaudar cerca de 58 millones de pesos. Una cifra que se esperaba conseguir porque las acciones ordinarias no endosables se remataron con un valor nominal de $1 cada una con derecho a un voto por acción. La subasta de 58.650.000 acciones, un poco más de la mitad del capital social de la compañía, fue un completo fracaso. Ejecutivos del Grupo expresaron que prepararán otro remate.
A este mal resultado en el sector privado hay que sumarle el poco eco que Carlos Rosales encontró en el gobierno de Alberto Fernández. A comienzos de mes, antes de la derrota electoral del oficialismo y de la posterior crisis política del Frente de Todos que paralizó a la administración nacional, recibió la novedad que el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, no avaló el pedido de financiamiento del Grupo a través de un fideicomiso en el que podría haber participado el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) que conducen José Ignacio de Mendiguren y Miguel Peirano y que le hubiera servido a Rosales para saldar deudas con los proveedores, cancelar salarios adeudados, alquileres en mora y reabrir varios locales.
Hallar la manera de cancelar deudas con los proveedores de electrodomésticos es fundamental, además, para preservar el prestigio de la marca que comienza a perder buena imagen en la consideración de los consumidores.
En las oficinas de Defensa del Consumidor hay varios expedientes cargados con denuncias de clientes de Compumundo y Garbarino. En algunos casos se trata de denuncias que ya se encuentran en etapa de mediación o en audiencias de conciliación porque los compradores no reciben los productos que adquirieron.
Garbarino tiene en estos momentos más de 2.000 denuncias realizadas durante el primer semestre del presente año. Con el cierre de varios locales, centros logísticos tomados por el personal y cheques impagos a los proveedores, los empleados de la oficina que defiende los derechos de los consumidores se preparan para recibir más denuncias durante las próximas semanas.
La crisis financiera de la empresa de retail más elegida por los argentinos durante muchos años atraviesa su peor momento y, ante la ausencia de inversores privados o institucionales, todo indica que su directorio deberá convocar a sus acreedores.