Una nueva audiencia para tratar de superar la severa crisis de la empresa de electrodomésticos Garbarino se realizó hoy en el Ministerio de
Trabajo, pero debió pasar a un cuarto intermedio hasta el 4 de agosto próximo ante la falta de acuerdo, a pesar de que se produjeron "algunos avances".

Fuentes cercanas a la negociaciones explicaron a la agencia NA que por ahora la solución parece lejana, aunque desde la empresa abrieron algunas vías de posible salida, a largo plazo.

La firma atraviesa una crisis que mantiene a sus 3.800 empleados en vilo, en medio de un conflicto por demoras en el pago de salarios desde hace tres meses y faltantes de stock por deudas con proveedores.

No se trata de la primera audiencia llevada a cabo en Trabajo y hay dudas sobre si se producirá alguna avance concreto en el encuentro pautado para la semana próxima.

En un encuentro ante Trabajo realizado semanas atrás, la empresa había anunciado la apertura de negociaciones con un nuevo grupo interesado, del cual no trascendieron más detalles.

En Tierra del Fuego, casi 300 operarios mantienen tomadas desde hace más de dos meses las plantas de Tecnosur y Digital Fueguina en Río Grande -proveedores de Garbarino-, a la espera de una respuesta de la compañía en crisis.

En ese escenario, el Sindicato de Comercio porteño calificó la situación de "angustiante" para los trabajadores que atienden en la cadena comercial, y algo similar manifestó la UOM sobre los operarios de las plantas fueguinas, que están recibiendo ayuda del gobierno provincial.

Los locales de venta al público están casi todos con las persianas bajas y los empleados marchan todas las semanas a distintos puntos de Capital y conurbano para reclamar el pago.

Solo entre enero y abril cerraron locales en Mar del Plata, Río Cuarto, Merlo y Río Gallegos, y en las provincias de Salta y Chubut.

Ahora, la empresa se encuentra a la expectativa de encontrar una salida a una crisis en la actividad que mantiene en jaque a distintas compañías que supieron estar en el podio de las líderes.

La empresa cambió de dueños en junio del 2020, pero ahora está en busca de nuevos socios o, incluso, de una venta, según dirigentes sindicales.

Una de las propuestas que se analizan es armar un fideicomiso, pero diseñarlo llevaría al menos dos meses y los empleados están en situación desesperante al no tener ingresos.

Uno de los potenciales obstáculos sería que el inversor pretende que los fondos que está dispuesto a invertir vayan a proveedores, para poder acceder a nueva mercadería.

En la ecuación también podría intervenir el Gobierno de la Ciudad.

Es que, según fuentes sindicales, la Ciudad podría devolverle a Garbarino multas cobradas por casi $440 millones.

Si parte de esos fondos aparecieran, se podría comenzar a saldar parte de la deuda salarial, señalan cerca de la empresa, aunque habrá que ver lo que decide el nuevo inversor, en caso de confirmarse su existencia.