Siguen cayendo persianas: el sector textil sumó dos y la purga no cesa
La marca de alta costura Tramando no se salvó de la apertura importadora y sucumbió, Barpla de Río Grande la había antecedido y hay varias en capilla para el cierre.
Le tocó bajar la persiana esta vez a la marca de alta costura Tramando, creada hace 21 años por el diseñador de moda Martín Churba, quien además de su local en Buenos Aires, tiene uno en Nueva York y exporta su trabajo a Europa y Japón.
La prestigiosa empresa de diseño e indumentaria, que tenia su local en la calle Paraná, era reconocida por su creatividad y su colaboración con cooperativas del conurbano, recuperadores urbanos y artesanos de la Puna.
Fortalecía una red de trabajo que respetaba las tradiciones y promovía la inclusión social:
“Con las raíces en la Argentina profunda: las cooperativas del conurbano, los recuperadores urbanos, las tejedoras y tejedores de la Puna, alma originaria, con quien colaboramos por más de 20 años”, recordó a Perfil.
Antes de fundar Tramando, Churba trabajó para compañías internacionales de renombre, como Cavalli y Gucci, y formó junto a Jessica Trosman uno de los dúos más creativos de Argentina en sus inicios.
En su declaración de despedida, el dueño de la marca dijo: "21 años, Tramando, aquí y allá. Desde Argentina, hasta Japón, pasando por el planeta entero. Tramando como un árbol que extendió sus ramas y creció".
Agregó: "Se puede afirmar que la trama de manos que abrazan la causa es gigante. Esas manos, Tramando, bancando, vistiendo, diseñando,… Gracias! Hay cosas que terminan, y hay cosas que siguen… Yo seguiré tramando".
Desprotección a la industria textil
La reducción de aranceles para el ingreso de productos textiles y del calzado, lo que se suma a la del etiquetado de esos productos, eliminación del control aduanero y a otra serie de medidas que apuntan a quitar controles, en general, para lo que ingresa desde el exterior, terminó de sellar la suerte de esta firma y dejó en capilla a otras.
Es el caso de Vitamina y UMA, que pertenecen al mismo Grupo Navilli, con negocios en distintos rubros, el más conocido es Molino Cañuelas, las marcas están a la venta, según informaron desde la empresa, pero se teme que, si no aparece un comprador para fin de año, la firma cerrará todos los locales y solo venderán remanentes.
Los dueños “están enfocados en otros negocios" y “no tienen ganas de meterle energía a este rubro cuando saben que la curva de crecimiento no será una V”, afirman los sindicalistas.
Textil Barpla, de Río Grande
Previamente, otras malas noticias las había dado un apoderado de la empresa textil Barpla, y se dirigió a los 35 trabajadores efectivos de su planta en Río Grande para transmitirles que se decidió el cierre definitivo de la fábrica, luego de que fracasaran las negociaciones con el Gobierno nacional para continuar operando bajo los beneficios impositivos de la Ley 19.640.
Barpla, que se encuentra paralizada desde hace más de dos meses por la falta de autorización para retomar la producción, confirmó esta decisión en la última reunión de la Comisión para el Área Aduanera Especial.
El representante empresario aseguró que la compañía respetará los acuerdos vigentes y garantizará el pago de los salarios durante los 30 días de suspensión previos al cierre definitivo.
Posteriormente, se procederá a formalizar las desvinculaciones con las indemnizaciones correspondientes, calculadas de acuerdo con el Convenio Colectivo de Trabajo. Estas incluirán el mejor salario de los últimos 12 meses, vacaciones y aguinaldo.
También dentro del rubro, Textilcom cerró las dos plantas que tenía en La Rioja y Catamarca y que provocó el despido de 267 empleados.
Otros 45 obreros textiles, en las últimas horas, fueron notificados de cesantía por la empresa riojana Alpacladd.
Produce indumentaria para grandes marcas, como Grisino, 47 Street, Cristóbal Colón, Cheeky y Topper, entre otras.
Hubo asimismo otro cierre definitivo: de la empresa Textil Rio Grande, que dejó a 40 trabajadores sin sus puestos de empleo y en conflicto por la indemnización correspondiente. “Es un retiro voluntario fraudulento”, denunciaron.
Uno de los dirigentes de la Asociación Obrera Textil (AOT) a la Televisión Pública Fueguina, afirmó que la patronal anunció en la audiencia en el Ministerio de Trabajo que no volverá a abrir sus puertas y que tampoco pagará los salarios adeudados. No presentó el pedido formal de quiebra.
La Fundación Pro Tejer, que agrupa a las principales cámaras empresariales del sector, había reportado la pérdida de cerca de 5.000 puestos de trabajo y unas 10.000 suspensiones en el último año.
Con menos de la mitad de la capacidad instalada funcionando, el sector enfrenta un panorama complicado: ocho de cada diez empresas redujeron su producción y el 90 % vio caer sus ventas. Seis máquinas de cada diez están paradas.