El dólar ganó o perdió la carrera contra la inflación en los diez meses y medio de gobierno del presidente Alberto Fernández, según cuál sea la cotización que se tome para la comparación y, además, si se considera al índice de precios al consumidor global o solamente a los bienes o a los alimentos, los sectores más expuestos a la competencia del exterior.

La complicación para realizar una medición válida para todos los casos es la consecuencia de la multiplicidad de cotizaciones de la divisa estadounidense y, además, de un congelamiento de tarifas que le viene dando dos velocidades diferentes a la inflación en la que los precios de los bienes (expuestos a la competencia externa) aumentaron mucho más que los de los servicios.

Este viernes, el ministro de Economía, Martín Guzmán, además de asegurar que "no va a haber devaluación" completó la frase aclarando que "va a continuar la depreciación del peso ante el dólar por la inflación, como hasta ahora".

En realidad, desde el 10 de diciembre de 2019 el ajuste de la cotización del dólar oficial, tanto en el mercado mayorista como el minorista ofrecido por el Banco Nación estuvo más o menos en línea con la inflación, pero la variedad de opciones que se abren torna más complicada la comparación, según se trate de un pequeño ahorrista, un exportador o un inversor más sofisticado.

En ese sentido, el denominado "dólar soja", resultado de la aplicación de retenciones a la exportación de la oleaginosa, tuvo desde entonces varios valores, según las alícuotas vigentes al 10 de diciembre de 2019, el aumento dispuesto 4 días después, el nuevo incremento en febrero de este año y la rebaja transitoria a partir de octubre, que el noviembre se reducirá en un punto y medio porcentual.

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Según cada cotización, el dólar ganó o perdió frente a la inflación

De esas diferentes alícuotas surge que el dólar percibido por el exportador de soja fue el más rezagado de todos, con un incremento del 21,3%, aun a pesar de la mejora de tres puntos porcentuales vigente desde el 6 de octubre.

En el tiempo transcurrido desde el 10 de diciembre de 2019, el dólar mayorista tuvo un incremento nominal del 30,5%, similar al de los precios al consumidor, que con una proyección del 3% para octubre completaría en el mismo lapso un 30,6%.

Unos puntos más arriba se anota el dólar minorista libre de impuestos. Si se toma el precio de venta del Banco Nación -referencia oficial en el Mercado Único y Libre de Cambios- el aumento fue del 33,6%, tres puntos porcentuales más que la inflación, pero levemente por debajo de la evolución de los precios de los alimentos (34,3%) y de los bienes (35,4%).

El resto de las cotizaciones cuadruplicó y hasta sextuplicó la inflación acumulada desde la asunción del presidente Alberto Fernández, lo que a su vez marcó una ampliación de la brecha entre los diferentes mercados.

Al respecto, debe aclararse que si bien el precio de venta del BNA subió un 33,6%, el 10 de diciembre de 2019 aún podía adquirirse sin tener que pagar los dos recargos impositivos que se añadieron después: el 30% del PAIS y, a partir del 16 de septiembre, la retención del 35% a cuenta del pago de Ganancias.

De esa manera, los $83,50 ofrecidos en la actualidad pasan a ser $137,78, con lo que el aumento de la cotización para quien quiera adquirir el denominado dólar ahorro, turístico o de atesoramiento pasa a ser del 120,4%.

La opción del dólar contado con liquidación que surge de operaciones de compra y venta de títulos públicos tuvo un alza del 122,2% desde el 10 de diciembre de 2019, pero por lejos la que más aumentó en ese lapso fue la del paralelo o blue: 178,6%, seis veces más que el mayorista y casi nueve veces más que el dólar soja.