Ruidos en la segunda fase del "Plan Motosierra": la decisión de Javier Milei
El presidente argentino respalda al "mejor ministro de Economía de la historia", Luis Caputo. En el mercado siguen presionando para que la Argentina devalúe el peso argentino. Los libertarios apuntan contra un alto funcionario del FMI.
Mientras en el mercado va creciendo el consenso de que el dólar está atrasado, el presidente Javier Milei acusó a un alto funcionario del FMI y a un banco líder de estar detrás de un operativo de alto calibre, que involucraría al exministro Sergio Massa, para que el plan económico se caiga.
“Nos quisieron hacer dos corridas, pero fracasaron”, disparó Milei en una extensa entrevista en la que apeló a duros términos e insultos.
Incluso, apeló a lenguaje callejero al asegurar: .
Semejante nivel de enojo presidencial refleja hasta dónde llega el bombardeo sobre el programa económico y las tensiones que se están viviendo en lo más alto del poder.
“Caputo es el mejor ministro de Economía de la historia”, dijo el jefe de Estado, para que no quede la menor duda de que respalda a Caputo y se juega a matar o morir con el plan económico.
Las principales consultoras, economistas y asesores financieros, los papers de los bancos de inversión de Wall Street y, aunque nunca lo oficializaría, los tecnócratas del FMI que tienen diálogo con referentes económicos de la Argentina vienen alertando que el dólar está atrasado en la Argentina, y que por eso el Banco Central dejó de acumular divisas.
Devalución
La crítica más suave que le hacen al ministro Caputo es que equivocó los cálculos cuando se devaluó la moneda días después de asumir. Llevaron el dólar oficial de $366 a $800. "Se quedaron cortos", aseguran los economistas más escuchados de la city. Varios trabajan para las principales empresas exportadoras, que abogan por una nueva devaluación, la agroindustria incluida.
Fuentes cercanas a la Casa Rosada admiten que una de las razones por la que despidieron al textil Teddy Karagozian fue que era incompatible su rol de integrante del Consejo de Asesores Económicos y a su vez lobbista pro devaluación.
A la industria petrolera tampoco le disgusta la posibilidad de una nueva "devalueta", ni tampoco a los capos de la industria siderúrgica, todos sectores a los que les vendría muy bien la baja de costos laborales que provocaría.
Milei y Caputo acusan a los críticos de pretender que “todo vuele por los aires, cuando tenemos controlada la inflación y las cuentas públicas”.
"No vamos a devaluar", dijo por enésima vez el ministro de Economía. "Entonces será difícil que entren dólares", le retrucan desde el sector privado.
Y Caputo explica: “Si aviso cuando voy a levantar el cepo cambiario los exportadores dejarán de liquidar y los importadores saldrán a comprar todo lo que puedan, es inviable”.
Uno de los datos que peor cayó en los bonistas fue que el presidente del , Santiago Bausili, haya anticipado que se perderían u$s 3.000 millones de reservas en el invierno. "Tal vez u$s 4.000 millones", dijo.
Reservas del Banco Central de la República Argentina
En junio el Banco Central terminó con saldo negativo en sus intervenciones. En lo que va de julio el panorama sigue igual, pero se sumaron pagos fuertes de vencimientos de deuda con bonistas y con el FMI.
El kirchnerismo aprovecha y mete ruido. El jefe del gremio bancario y diputado nacional Sergio Palazzo presentó un pedido de informes para que el Banco Central brinde información sobre supuestos envíos de lingotes de oro al exterior. Caputo terminó recociendo que era así, y los economistas alertaron que ese metal podría ser embargado por fondos buitres.
En este escenario, fue clave el resultado de la negociación con los bancos por los puts: el Banco Central anunció la recompra de casi el 80% de los seguros sobre títulos públicos que las entidades financieras tenían en su poder.
Hay consenso entre los especialistas en pedirle a Caputo que termine con el dólar blend, por el cual los exportadores ya lograron liquidar unos u$s 10.000 millones a través del contado con liquidación.
Sostienen que si esos fondos hubiesen ido a las reservas del BCRA otra sería la situación. El ministro de Economía dice que el esquema que le permite a los exportadores liquidar a precio CCL seguirá, pero hay dudas sobre qué ocurrirá a partir de agosto.
Y desde ya todos los dardos están dirigidos al "crawling peg" de 2% mensual de depreciación del peso. "Es inviable", sostienen en la city, al advertir que ya perdió por goleada contra los precios, aunque la inflación, como confían en el Gobierno, dé por debajo del 4% en julio. Los precios mayoristas subieron solo 2,7% en junio. Buena señal de que el costo de vida retrocederá.
"La brecha cambiaria seguirá bajando", auguran en el equipo económico. El problema es que se les disparó al 60% y luego solo bajó al 40%. El mercado de divisas cree que no hay mucho más margen para que siga descendiendo.
Analistas sostienen que lo que el Gobierno presentó como una medida para que no crezca la cantidad de pesos de la base monetaria, en realidad se trata de mayor intervención. Algunos economistas liberales alejados de Milei hasta hablan del "regreso del intervencionismo kirchnerista".
Además, consideran errada la percepción de Caputo respecto de no brindar más precisiones sobre el plan para el cepo. Aseguran que le percepción de que el Gobierno deberá devaluar a un ritmo mayor ya está instalada, y que eso se nota en el hecho de los importadores están acelerando operaciones y los exportadores dejaron de liquidar divisas.
Para los economistas de línea heterodoxa, como los de FIDE, el Gobierno está interviniendo casi directamente sobre la brecha cambiaria.
En lo que hay coincidencia es que con una brecha del 40% es imposible ir hacia una unificación cambiaria, porque sería una devaluación lisa y llana, ya que en esos casos el mercado termina convalidando la cotización del dólar cerca del nivel más alto. A precios de hoy rondaría los $1.450. Tampoco se comparte el "ultimátum" para terminar con la emisión monetaria. Sostienen que la bibliografía económica aconsejada hacerlo en forma gradual.
Para Milei todas estas elucubraciones no son más que "ignorancia". "Es muy pobre la discusión que da la profesión", asegura el Presidente, cuando martiriza a sus colegas economistas.
En los hechos, se coincide en que Caputo-Bausili aprovecharán el momento y seguirán comprando barato lo que se liquide a dólar oficial y vendiendo caro en el CCL, lo cual dejará buenas ganancias al Tesoro, ya que es difícil que esos fondos queden en el Banco Central.
La meta es mantener a raya la inflación, porque eso está dando rédito político. El último sondeo de la consultora de Cristian Solmoirago arrojó que la mitad de la población aún le abre crédito a Milei, y que lo que más destacan es que haya bajado el costo de vida tras dispararse al 25% en diciembre último.
Un problema para los planes del Gobierno sería que ganara consenso en el mercado la idea de que el crawling peg es insostenible, porque también le pegaría en la línea de flotación a los precios, sobre todo los que tienen altos componentes importados.
Para expertos de la Universidad CEMA, el canje de pases por las Letras de Regulación Monetaria (LEFI) llevará a más retraso cambiario. No solo eso, sino que también piden mirar la cuenta corriente del comercio exterior, donde podría incrementarse la deuda con los importadores.
Algunos coinciden con la lectura que realiza la expresidenta Cristina Kirchner cuando sostiene que el gran problema es el faltante de divisas, y no la emisión monetaria. "Es el problema más grande, y se seguirá agravando", aventuran los economistas heterodoxos de la UBA, como Guido Lapa y Pedro Gaite. “Cristina Kirchner no entiende de economía”, retruca Milei.
La expresidenta quien sigue teniendo como principal asesor económico a Axel Kicillof. "La falta de dólares es el verdadero problema y se va a seguir agravando", advierte el kirchnerismo.
En el Gobierno adjudican esas "operaciones" a la necesidad que tiene la oposición de "hacer daño". Y dicen que el superávit fiscal es una de las claves para evitar maniobras especulativas de los que quieren hacer tambalear el programa económico.