La postura que mantengo y conduzco como presidente de CONINAGRO siempre fue no compartir el régimen impositivo, específicamente de las retenciones porque agravan totalmente sin tener en cuenta el rendimiento, ciclo agrícola, problemáticas cambiarias, intereses, financiamiento, riesgo climático, entre otros factores. En tanto, las retenciones resultan una verdadera traba al incentivo de la producción.

Se corrobora en el hecho de que la mayoría de los países no lo aplican. Además, de ninguna manera, siendo el contexto altamente inflacionario (sea híper o estanflacionario), las retenciones generan un efecto de desacople de precios internacionales porque es inicuo frente a aumentos de una envergadura que está empobreciendo y desalentando la producción en todas sus formas. Entonces, no se abaratan los productos de la canasta. Basta con ver los aumentos en los supermercados.

Asimismo, tampoco resulta suficiente la política cambiaria. Al haber tantos cepos y restricciones, lleva a una distorsión nacional e internacional por una política cambiaria que genera valores ficticios que resultan en apariciones de mercados negros, de especulación y de subfacturación donde todos nos vemos perjudicados.

La CONINAGRO es partidaria del impuesto a las ganancias. Es una alternativa con sentido social y perspectiva de protección de empresas locales para que las extranjeras paguen un porcentaje que ayude a estabilizar aumentos de precios internacionales de acuerdo también a rendimientos y zonas. Esta es una herramienta que el Estado tiene a disposición para que genuinamente se proteja el empleo y se incentive la producción. No obstante, para esto debe haber un gobierno que no esté ideologizado por el socialismo y el intervencionismo.

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El presupuesto nacional votado recientemente no escapa de las características del Estado actual. Se trata de algo irrespetuoso, incongruente e irresponsable pues hay números que no corresponden con la realidad. La política, de hecho, está muy alejada de brindar solución a los problemas de la gente. Es ficción tanto lo que representa el crecimiento proyectado como la inflación que va a haber, sin herramientas que justifiquen estas cifras. El financiamiento de la política termina siendo la gran causa del déficit del Estado y el empobrecimiento de los argentinos. La oposición dio quórum, dando nota también del alejamiento entre la política y las realidades de la gente.

Tuvimos la oportunidad de dialogar con Sergio Massa cuando asumió y le planteamos que había necesidad de bajar impuestos como eje de sentido común en pos de aumentar la producción y el empleo. Es menester federalizar la producción y apoyar a las economías regionales, hoy abandonadas, porque hay una presión impositiva muy alta, no hay financiación -a tasas del 100% nadie puede financiarse- y hay un azote climático severo que, aquí en Mendoza particularmente, ha significado sequías duras.

Los productores rechazan a la política de este Gobierno y a la oposición que no actúa para resolver ningún tema de la gente. El presupuesto es meramente una formalidad legal para proteger estructuras partidarias con sus privilegios mientras la vida en la Argentina es maltratada mediante la inseguridad, las emigraciones de los jóvenes y el abandono con los jubilados.